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Las redes, trincheras de disputas políticas

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También pueden ser mecanismos de solidaridad, organización o movilizaciones: Guadalupe Valencia.

En México y el mundo, la democracia en el espacio virtual está en disputa. Internet y las plataformas sociodigitales no son ámbitos neutrales; su enorme potencial para promover la concientización y el diálogo crítico, así como su capacidad de incidir en la configuración de narrativas y sentidos comunes que permean a la sociedad, las ha convertido en auténticas trincheras de disputa política, afirmó John Ackerman, director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS).

En la inauguración del Coloquio Internacional ¿Benditas o Malditas Redes Sociales? Retos, Regulaciones y Alternativas para la Democracia Sociodigital, encabezada por la coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García, el universitario sostuvo que tales plataformas han permitido a la ciudadanía fracturar la hegemonía del cerco mediático y, al mismo tiempo, potencializar las formas de organización y comunicación.

Sin embargo, en estos espacios también se desarrollan fenómenos adversos como la manipulación, la desinformación y la censura, la exclusión y las campañas de odio. “Esto último representa graves riesgos para la transformación social, entre ellos, la posibilidad de manipular consensos contra proyectos y movimientos democráticos”.

La naturaleza corporativa de esos espacios, sumada a la poca claridad de sus políticas de financiamiento y publicidad, su falta de transparencia, el diseño discriminatorio de sus algoritmos, y sus actividades para extraer y mercantilizar datos y narrativas, dañan severamente la posibilidad de una conversación distribuida y proclive al cambio social, señaló Ackerman.

Guadalupe Valencia destacó el programa del coloquio y la asistencia de interesados de México y otras partes del mundo, para reflexionar en torno a la utilidad de las redes sociales no sólo en términos de generación de información o de debate público, sino también del papel que han jugado en desastres naturales o urgencias, como el último gran sismo en el país, cuando se convirtieron en un instrumento muy eficaz y efectivo para llevar ayuda donde se necesitaba.

Las benditas redes pueden ser mecanismos o dispositivos de solidaridad, organización o movilizaciones, pero también tener otros usos, que todos conocemos, y que hay que criticar y luchar contra ellos, apuntó la coordinadora.

Reconfigurarlas

En la primera conferencia magistral, Graham Murdock, profesor emérito de Loughborough University London y uno de los grandes expertos del mundo en medios y comunicación, quien se ha enfocado en analizar el papel que tienen las industrias de la publicidad y radiodifusión, cuestionó si las redes sociales son parte de la solución de las dificultades que enfrentamos o de los problemas mismos. En su opinión, “tenemos que reconfigurarlas a futuro para que sean parte de la solución”.

El especialista refirió que se han creado megacorporaciones de comunicación que generan nuevos tipos de demanda y provisiones para los espacios publicitarios. Así se ha dado la comercialización del Internet, junto a la idea de que sería una red de comunicación para colaboración y creación de recursos que todos podrían compartir.

Los medios en la actualidad, dijo Murdock, implementan una forma disruptiva de consumir, y crean un sistema que es masivamente destructivo. Por ejemplo, debería pensarse que al tener un teléfono celular, además de la energía que consume, se genera basura cuando lo desechamos y lo tiramos. “Nunca estamos satisfechos; se crean atractivos comerciales, como teléfonos con mejores cámaras, y se afirma que el siguiente modelo será aún mejor, etcétera”.

Las comunicaciones siempre serán fundamentales, pero debe organizarse la tecnología de forma que sea sostenible y socialmente justa. “Si no confrontamos esto viviremos siempre en una situación permanente de catástrofe y lidiando con pandemias más severas de la que vivimos en la actualidad. Tenemos que comenzar ahora porque no tenemos mucho tiempo”, concluyó.

El coloquio tuvo un registro de más de 900 participantes provenientes de una docena de países, entre ellos Cuba, Venezuela, Argentina, Brasil, Estados Unidos, España, Colombia, Reino Unido y México. Es una actividad del Tlatelolco Lab, iniciativa interdisciplinaria del PUEDJS creada con apoyo de la UNAM y del Conacyt.

Reúne a expertos de siete naciones para abordar desde disputas narrativas hasta jurídicas por el control y regulación en las redes sociales.

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