No es fortuito que en Veracruz pocos conozcan a los integrantes del gabinete de Cuitlahuac García. A dos meses de haber asumido el poder nadie sabe nada sobre sus responsabilidades. Si acaso se salvan el secretario de salud Roberto Ramos Alor y el fiscal Jorge Winckler, aunque este último sea herencia de Miguel Ángel Yunes.
Del resto del equipo desconocemos qué estan haciendo o a qué dedican su tiempo y sus esfuerzos, si es que los hay.
Por lo pronto son unos funcionarios perfectamente desconocidos, de manera que si los llegaran a cambiar nadie se daría cuenta de su renuncia.
Si la intención es que solamente brille el gobernador, no lo están logrando.
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