- La lingüista, miembro de El Colegio Nacional, ofreció la cuarta sesión de su curso Los claroscuros de América. Lengua, historia y cultura.
- En la lección titulada Contactos y trasvases culturales II. Arabismos, la colegiada afirmó el árabe es la lengua que más ha aportado al español con casi 5 mil palabras, y sus derivados.
- Dijo que esa profunda relación sólo es producto de la admiración y el prestigio que existió por el mundo árabe.
Sin saberlo, los hispanoparlantes tienen un doble ADN cultural constituido de la lengua española y la lengua árabe, de la que hemos heredado casi 5 mil palabras de uso cotidiano, con sus derivados, afirmó la lingüista Concepción Company Company, miembro de El Colegio Nacional, al dictar la cuarta sesión del curso Los claroscuros de América. Lengua, historia y cultura.
En el Aula Mayor de la institución y con transmisión en línea, la sesión estuvo dedicada a los “Contactos y trasvases culturales II. Arabismos”. Durante la lección, Company aseguró que el contacto entre ambas lenguas es “algo sorprendente” que ha constituido el mayor léxico que una lengua ha aportado al español.
“El mundo árabe es un caso peculiarísimo, y es un ADN cultural para el español. Muchas veces se definen las lenguas como un ADN cultural, pero suelen ser las lenguas maternas, porque es algo que hemos mamado, que no debemos aprender, que es con lo que funcionamos en el día a día y por eso se dice que la lengua materna es el patrimonio esencial, intangible, de un ser humano. En este caso, el árabe es un ADN cultural porque vivimos con usos y costumbres árabes y usamos palabras árabes sin saber que lo son. Es un verdadero ADN cultural casi en paralelo con la lengua española materna”, dijo la especialista.
Después de “nuestra lengua materna”, que es el latín, “el árabe es la segunda lengua que más nos ha dejado incluso latinismos. Palabras latinas han sido pasadas por el tamiz del latín, la palabra castrum del latín, que significaba campamento y fortaleza, la fortaleza que se hacía en el campamento, ha dado a la palabra alcázar: ahí se ve en el cazar la r, la c, sabemos que es árabe porque tiene el artículo árabe por delante”.
Company definió al árabe como un claroscuro por tratarse de una lengua de conquista: “La conquista árabe en el 711, y hasta 1482, estuvo en España con todas las características que tiene una lengua de conquista. Pero al mismo tiempo el mundo árabe es un ADN cultural que nos permea tan profundamente que ni siquiera nos damos cuenta de que son arabismos o de que estamos pensando, funcionando y viviendo con herencias del mundo árabe”.
La colegiada recordó que “el contacto es el estado natural de los seres humanos” y que, a través de él, se dan préstamos, léxico, calcos, morfologías, sintaxis, “el contacto es parte esencial de cualquier lengua, no hay que asustarse. Las lenguas viven, se recrean mediante el contacto, el contacto es un mecanismo siempre enriquecedor, porque genera mecanismos de tolerancia, entendemos cómo es el otro, cómo piensa el otro”.
La relación entre el árabe y el español, consideró, sólo se explica porque debieron haber compartido una estrechísima relación de admiración y respeto, una “vida cotidiana íntima, mestizada, bilingüe y posiblemente multilingüe, de castellanos cristianos, musulmanes que habían llegado con la conquista, más los judíos, que debían hablar una lengua distinta”.
“Desde luego no se explica esta intensidad del contacto si no hay una profunda admiración de la población castellana hacia los musulmanes, igual que hay ahora un montón de gente que mete palabras del inglés”, señaló.
Vía Andalucía
La influencia que el árabe tuvo en España, afirmó Concepción Company Company, fue trasladada a América debido a que 70 por ciento de los pobladores del siglo XVI, o conquistadores llegados al Nuevo Mundo, provenían de Andalucía, “el espacio central de la conquista árabe”, y por la huida de la población nazarí hacía América, tras su expulsión por parte de los Reyes Católicos.
“El impacto en América fue intensísimo, en modos de vida, en vivienda, hay un gran gusto en América, no sólo en México, en Guatemala, en Perú, en Ecuador, por patios, jardines y fuentes, el gusto por el agua yo creo que se fusionó con los hábitos prehispánicos”, dijo.
Antes del siglo XVIII, “el andalucismo se acentúa y esta continuidad Andalucía-América es un hecho esencial para entender cómo vivimos, el gusto que tenemos por ciertos modos de casas, de viviendas, la sustitución léxica es mucho mayor en Andalucía, Canarias y América, y es prácticamente desconocida de Castilla hacía arriba”.
En el español, resaltó la lingüista, hay dos mil voces árabes primarias de uso cotidiano “y si sumamos los derivados, de esas 2 mil, son muchas más de 4 mil palabras derivadas, como almacenar que es una palabra árabe, topónimos como Guadalajara, Andalucía, más nombres propios como Guadalupe, Almudena, Fátima que no se suelen considerar en ese mundo de los arabismos, pero que si le añadimos nombres propios, topónimos, más los derivados llegamos casi a las 5 mil palabras”.
Incluso, algunas palabras lograron afincar una extensión mundial. “¿Cómo se dice tabaco en las lenguas del mundo? Tabbaq o tabaco, no hay otro modo de decirlo y es una palabra del árabe; limón, con variante, lemon, es mundial prácticamente; naranja, que también es arabismo, es mundial”.
“Si comparamos las lenguas que más nos han prestado después del árabe, son las lenguas amerindias, fundamentalmente el náhuatl, el quechua, el aimara y el maya, pero juntas son unas 520 voces. Juntas esas cuatro lenguas nos han prestado los molcajetes, los petates, pero no llegan a 600 palabras, la lengua que después ha prestado es el inglés y no llega ni a 200 palabras. El árabe es un caso peculiar, íntimo, profundo, del que ni siquiera nos damos cuenta”, enfatizó.
Con el árabe, sin embargo, afirmó, existe una paradoja histórica, “y es que cuando a uno le enseñan los historiadores el mundo árabe, la historia, el discurso oficial, de España al menos, es que los árabes fueron una conquista, cosa que es cierta, tan conquista como la de los españoles en América, como la de los ingleses en el sureste asiático y entonces se nos enseña que hay una actitud de rechazo hacia el mundo árabe”.
“Que por eso inició la reconquista, porque hubo unos rebeldes que no se quisieron someter, que eran unas víctimas cristianas que quisieron mantener el mundo visigodo previo a los árabes, pero lo cierto es que los visigodos dejaron menos de 20 palabras, entonces este discurso oficial, de cuando uno es niño y que se lo enseñan en la escuela, uno dice ‘bueno, es lo que uno aprende’, pero cuando uno empieza a ver la lengua por otros ángulos, esto ni quien se lo crea”.
A diferencia de esa versión, dijo la lingüista, mientras los árabes permanecieron en territorio español debieron inspirar gran admiración. “El prestigio de la cultura islámica sí lo tuvo, porque comparada con la castellana. En los 800 años de convivencia, por lo menos los primeros 300 o 400 años, la cultura islámica tenía un gran refinamiento, un gran avance en muchos ámbitos de la vida”.
“Tenían un refinamiento gastronómico altísimo, lo siguen teniendo, en la ciencia eran una gran avanzada, comparado con la situación cultural de la península ibérica en ese periodo, la técnica agrícola, la arquitectura y hay un grandísimo etcétera de ámbitos de la vida permeados sutilmente por el mundo árabe”, aseguró la colegiada.