CAFÉ DE MAÑANA
Por José Luis Enríquez Ambell
La renuncia del canciller Marcelo Ebrard en poco tiempo nos hará saber si lo negoció con su Jefe y los términos. Y esto, pareciera que presiona a Doña Claudia, Don Adán y Don Ricardo. Me parece que la decisión del Secretario de Relaciones Exteriores es un salto adelante que dependiendo de lo primero puede ser o no un salto al vacío.
Formarse y transitar por las estructuras de la administración pública en el oficio político enseña, y mucho más cuando se trata de «Renunciar» y no ser «Cesado» o echado por «la Puerta del Descrédito».
Los ojos de incredulidad de quienes no saben ni conocen del quehacer político, sea por nuevos en el oficio institucional o pertenecer a la generación de juniors políticos y empresarios en los cargos públicos, ligados a la derecha, centro o izquierda, e incluso a los neoliberales, no logran ver lo que significa una renuncia ante las presiones sociales y políticas que se observan y sienten por actores en un presente y frente al devenir.
México transita a partir de los años 80´s por etapas que mezclan la ambición lejana a los principios del humanismo, que incluso ha llevado a políticos de todos los partidos a la conducta soberbia y, por ende, muy alejada de la conciliación, y tratando de ganar a toda costa e imponiendo sus condiciones a su alcance, legal o no.
Eso ha enriquecido el abstencionismo y llevándolo, incluso, a superar el 50% del vacío de sufragios, y, que, en algunos procesos, deciden no acudir a las urnas.
Entre los efectos de la pandemia, la inseguridad pública creciente, diversos encontronazos de los Poderes Ejecutivo y Judicial, y con organismos autónomos, sin descontar los vaivenes económicos del país, se avecinan momentos quizá más delicados para la historia moderna de México, por la falta de una aparente conciencia gubernamental -pues hay un paternalismo, que no enseña a producir- pero donde sobresale la ausencia de la conciencia social de la población que todo lo acepta, sin darse cuenta de su propio prejuicio en poco tiempo.
En lo que va del sexenio de don Andrés Manuel López Obrador han renunciado secretarios, subsecretarios, directores generales, entre otros. Algunos han ido a nuevas tareas, entre fuera del ejercicio político, y otros regresando sus espacios legislativos, y los menos están ahora en posiciones en sus municipios y estados.
Las renuncias que desde un principio de la administración federal se presentaron -a diferencia de las que ahora se habla estarían por suscitarse, partiendo de los casos de Claudia, Adán, Marcelo y Ricardo – fueron para salir y no regresar ni reacomodarse, en su mayoría. Como en el béisbol ante un buen batazo: se fue, se fue, y se fue, salió del campo de juego y allá se quedó, no regresan.
UN CAFÉ CON DOBLE CARGA
En el país -Veracruz no escapa a estas prácticas- hay evidencia de renuncias por razones políticas, de género, burdas y sospechosas, y parece que no tendrán fin estas lamentables conductas contra hombres y mujeres por parte de los superiores en el poder, pero esperemos que se abatan estas acciones violentas que no ayudan a la concordia ciudadana ni a superar el mal humor social.
DE SOBREMESA
La razón o razones que lleven a todo servidor público a presentar su renuncia merece respeto siempre que él mismo la
respete en sus líneas dentro de las reglas escritas y no escritas, pues son decisiones que seguramente adelante sabremos porqué se dieron, cómo se dieron y para qué se dieron. Dicho de otra forma, «pa qué adivinar lo que se va a saber».
UN CAFÉ PARA LLEVAR
En política todo golpe ocasiona aunque sea un raspón. Y así, la actividad política es rebasada por los intereses particulares o grupales, y es cuando se producen los raspones.
UN LECHERO LIGHT DIVORCIADO
Y a todo esto, las renuncias implicarán relevos, y ocasionarán reacomodos de las fichas en el tablero del ajedrez oficial del Presidente de México. Y por inicio del cierre del sexenio, les correspondería en apariencia la entrega-recepción.
CAFÉ CON CANELA Y PANELA
Por lo visto, pasado el proceso de las 4 fichas de la 4T para la transición sexenal federal, lo mismo podría suceder en el método de Morena en nueve estados de la República, incluyendo Veracruz; es decir, renuncias a la vista en aguas del Golfo de México.
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