Nunca, antes de ahora, me inquietó saber los planes, proyectos y pensamientos hacia la sociedad, por parte de quienes pretenden gobernar.
Todo está calculado hasta la última posibilidad. Pensemos en Luis Donaldo Colosio, cuyo célebre y casi legendario discurso era conocido y punteado o con algunas precisiones impuestas por el mismo presidente Carlos Salinas de Gortari.
En una maroma que sólo el tiempo podrá clarificar tengo la casi seguridad de que inclusive su sacrificio estaba previsto. Seguramente hubo otros elementos a la escasa simpatía popular por el aspirante presidencial. También será el tiempo el que lo aclare.
Todo lo que concierne al candidato tricolor, p lo que le concernía para hablar en pasado, estaba dentro de los cálculos para impedir desfases o la ruptura de las estructuras que siempre han sostenido a nuestra risible democracia.
Ignoro cuáles eran los candados que garantizaban una transición en paz y con anuencia de todos los sectores. La corrupción, la que quiso combatir Miguel de la Madrid con su simplificación administrativa fue rechazada especialmente por los grandes capitales, que sostenían que mordida y comisiones era el pegamento que sostenía a la estructura gubernamental
Lo cierto es que ante la imposible tramitología, sigue siendo más simple y expedito soltar algunos o muchos pesos. En otra forma quien pretenda abrir un comedero, chocará con salubridad, el fisco, localmente con el uso de suelo y la aprobación de la Junta Vecinal, controlada por las autoridades.
Los cambiantes tiempos hoy marcan nuevas pautas. Ya no será el partido el que oriente tanto la campaña como el programa de gobierno.
Ya no existe un partido como tal que pueda asumir la tarea. La oposición, toda, en vías de extinción, sólo como organismo aglutinador de preferencias o ideologías, sino incluso como ente beneficiario de los recursos que la ley establece. Ni siquiera Morena es un instituto político, de ahí que su creador hace varios años se desentendió de su existencia.
Quienes hoy se refocilan con un supuesto juego democrático, están empeñados en la venta de su nombre y su figura, pero ninguno precisa cuáles son sus ofertas para el electorado.
Dan por supuesto que la gente querrá lanzar a la calle a la cáfila de delincuentes mayores que se escudan y medran con los cargos oficiales. Seguridad, economía, son los puntos que por obvios, nadie atiende.
Hay, empero, una situación que puede dar al traste con todo lo que se haga bajo el criterio de la buena voluntad. Y que sólo permitirá un cambio pacífico: la desmilitarización de los organismos de gobierno, y la reintegración de las Fuerzas Armadas, a su ámbito de competencia, vigilar la paz y la integridad de nuestro país.
Ha sido tan abiertamente la entrega de México a los entorchados, que horroriza pensar que hoy vivimos bajo un caparazón controlado por militares. En la historia del golpismo castrense, seguramente es la primera ocasión, histórica, en que los militares toman el poder sin siquiera pretenderlo
Debe esperarse un conflicto interno para la sucesión en la Defensa y la Marina. El poder es un dulce que todos quieren tragar. Falta, claro la voz de los suspirantes que no quieren, como Colosio, su cabeza en un pedestal de Reforma…
Periodista antediluviano, corresponsal en el exterior y reportero en méxico.