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La crisis climática mundial es un asunto bioético

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La transformación de la relación de la humanidad con la naturaleza es clave para alcanzar un futuro sostenible: Fernando Tudela, del Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente.

Vivimos en un modelo de desarrollo insostenible, que es inequitativo e intensivo en la extracción de recursos naturales, el cual degrada y sobrepasa la capacidad planetaria, advirtió Fernando Tudela Abad, académico del Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente (CeIBA).

Señaló que en los últimos 50 años la población mundial se duplicó, la extracción de recursos y energía se triplicó, el comercio se incrementó por 10 y la economía global aumentó cinco veces.

“Actualmente 1,300 millones de personas viven en pobreza en el mundo, 700 millones padecen hambre, 2,000 millones están afectadas por la degradación de la tierra y ocurren 9 millones de muertes prematuras al año por la contaminación”, alertó.

Matemático, doctor en arquitectura y ambientalista, Tudela Abad ofreció la sexta conferencia de la Cátedra Extraordinaria de Bioética. Problemas bioéticos contemporáneos IV, coordinada por Carol Hernández Rodríguez, académica del Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM.

Bienestar, en peligro

Con el tema La bioética en el contexto de la crisis climática, el especialista agregó que hoy el planeta es 1.2 grados Celsius más caliente, las diversas especies de plantas y animales se están extinguiendo entre decenas y cientos de veces más rápido que la tasa natural, dos terceras partes de la superficie terrestre está intervenida, hay concentraciones atmosféricas mayores que en cualquier otro momento de los últimos 800,000 años, además de que la erosión del suelo de los campos agrícolas es entre 10 y 100 veces mayor que el índice de formación del mismo.

“Para hacer frente a las emergencias planetarias alumbrando el rumbo hacia un futuro sostenible con nuevas oportunidades, debemos entender que la transformación de la naturaleza pone en peligro el bienestar humano, y que el cambio de la relación de la humanidad con la naturaleza es clave para alcanzar un futuro sostenible”, subrayó.

Tras sostener que en el fondo se trata de un problema bioético que pone en riesgo a múltiples ecosistemas de vida planetaria y a nuestra propia especie, Tudela Abad citó a António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, quien dijo que “hacer las paces con la naturaleza es la tarea definitoria del siglo XXI”.

El especialista consideró que el cambio climático, el deterioro de la biodiversidad, la pandemia y la desigualdad creciente son crisis globales interrelacionadas entre sí e inducidas por la intervención humana. “Padecemos una causalidad estructural y sistémica, en la que está en crisis el modelo de desarrollo dominante”.

Consideró que superarlas implica intervenciones sinérgicas, equivalentes a una nueva Revolución industrial, orientadas por la definición de problemas y la comprensión interdisciplinaria de la complejidad socioambiental.

“Se necesita una convergencia entre la acción climática, la defensa de la biodiversidad y la lucha contra la contaminación”, opinó.

El experto afirmó que vivimos una época en la que impera la posverdad, esa distorsión deliberada de la realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

“Es un asunto que se debe analizar desde la bioética, porque imperan las posiciones negacionistas. En particular, la negación de la ciencia es un problema bioético, y debe atenderse porque corre riesgos de irracionalidad para terceros”, comentó.

Consideró que el negacionismo (por ejemplo del cambio climático y de la pandemia) es un problema ético porque es un recurso para las mentiras deliberadas, desinformación, tergiversación de datos y campañas en redes sociales que difunden posverdades.

Tudela Abad dijo que a fin de limitar a 1.5 grados Celsius la temperatura global del planeta es necesario reducir emisiones globales de gases de efecto invernadero: el 43 % en 2023 (para lograr cero deforestación en 2030), el 60 % en 2035 y cero emisiones netas en torno a 2050.

Aseguró que para el logro de esas metas se necesita la cooperación internacional reforzada, más recursos financieros, reporte, monitoreo, verificación y transparencia; una transición justa y el involucramiento de todos los sectores y actores.

Por lo pronto, al no aplicar consideraciones bioéticas en nuestro trato hacia el planeta, hoy vivimos efectos del cambio climático como calor excesivo, extinción de especies, incendios forestales, olas de calor, inundaciones, sequías y creciente contaminación ambiental.

“Pero impera el negacionismo, el desprecio por lo datos científicos, aunque el cambio climático esté afectándonos directamente”, concluyó.

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