Pasar tiempo al aire libre, irse de vacaciones, meterse al mar o concurrir a piletas son las actividades esperadas por todos cuando llega el verano. Sin embargo, como consecuencia de ellas, pueden suceder una serie de percances, la mayoría de los cuales se pueden prevenir.
De allí que tomar medidas para evitarlos, y saber qué hacer en caso de que sucedan, bien podría definir lo que se conoce como unas felices vacaciones. Santiago Camino es director de Formación de Cruz Roja Argentina, y destacó que “la prevención es la mejor forma de evitar emergencias y es la manera más eficaz de salvar vidas”.
“Cuando tomamos medidas para prevenir accidentes, estamos ayudando a protegernos a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestra comunidad”, consideró el especialista, para quien “también es muy importante saber qué hacer en caso de que ocurra un incidente y contar con los saberes necesarios para dar una respuesta rápida e inmediata”.
GOLPES DE CALOR
“Son frecuentes a causa de las elevadas temperaturas y la exposición al sol de forma directa o dentro de lugares cerrados”, señalaron desde la asociación civil, humanitaria y de carácter voluntario.
Según Camino, “algunas de sus señales más comunes pueden ser mareos, confusión, piel seca y caliente. Si esto ocurre, es necesario mantener a la persona afectada fresca e hidratada, sumergirla en agua fría o colocar hielo en la ingle y las axilas. Es importante contactar al servicio de emergencia local para recibir la asistencia necesaria”.
En opinión del médico clínico del Hospital de Clínicas de Buenos Aires Damian Zopatti (MN 111.505), “las elevadas temperaturas ambientales afectan la vida de las personas, por eso durante el día, el organismo pierde agua de distintas formas: a través de la respiración, la transpiración y la orina”. “Esta pérdida de líquido aumenta con la actividad física y con las altas temperaturas -explicó-. Para que el cuerpo funcione correctamente, se debe reponer la pérdida, a partir del consumo de agua”.
QUEMADURAS SOLARES
Se producen por la exposición prolongada al sol sin una protección adecuada, y son la razón principal de quemaduras leves y graves en la piel. “En estas situaciones, se recomienda enfriar la zona afectada con agua segura a temperatura natural, por un tiempo de 10 a 20 minutos. Si la quemadura es de gravedad acudir a un centro de salud”, recomendó Camino.
Si de prevención se trata, la jefa de la División Dermatología del Hospital de Clínicas José de San Martín, Graciela Beatriz Manzur (MN 63141), recordó que “la exposición a la radiación UV sigue siendo el factor de riesgo más importante para el cáncer de piel y factores relacionados con el cambio climático pueden contribuir al aumento de casos”.
En ese sentido, según ella, “lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de tomar sol es hacerlo en horas adecuadas, cuando la exposición a los rayos UV no sea nociva para la piel”. “Se recomienda reducir el tiempo total de permanencia bajo el sol, y sobre todo evitar la exposición entre las 11 y las 16 horas, que es cuando el sol está más fuerte -aconsejó-. Aunque estemos expuestos al sol existen muchas maneras de regular y protegernos de su radiación”.
En su mirada, “la clave para la prevención radica en la fotoprotección, que incluye medidas físicas, tópicas y sistémicas. La ropa, los sombreros, las gafas de sol y las sombras son esenciales como métodos de protección física. Los lentes de sol deben bloquear el 99% de la radiación UVA y B”.
AHOGAMIENTOS
El principal motivo por el que suceden es el aumento de las actividades acuáticas. “En caso de que esto ocurra y la persona se encuentre inconsciente y sin respirar, es crucial comenzar la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) y solicitar la asistencia del servicio de emergencias de inmediato”, aconsejan desde la Cruz Roja.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ahogamientos representan la segunda causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo en niños y adolescentes menores de 20 años, luego de los accidentes de tránsito.
En opinión del médico pediatra, Lucas Navarro (MP 4133), integrante del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), “se trata de un episodio que no produce ninguna señal de alarma, por lo tanto, es necesario supervisar en todo momento a los niños, principalmente a los menores de cinco años que no tienen noción de riesgo y por más que se les diga que tengan cuidado, no caminen por el borde, por citar algunos ejemplos, no lo va a entender”.
SOBRE EL AUTO
Se trata de eventos que aumentan en el receso de verano debido al incremento de vehículos que circulan en las rutas con fines turísticos. Durante las vacaciones, el cambio de quincena es siempre un momento crítico en las rutas argentinas. Se juntan quienes comienzan su descanso y aquellos que regresan a la rutina diaria. Salvo en las autovías con dos manos separadas en cada sentido, la convivencia en la misma calzada de un gran número de automóviles que van en direcciones opuestas requiere mucha precaución y atención de los conductores.
Salvando las distancias, otra situación que puede generar sobresaltos durante el viaje, son los mareos y náuseas al viajar, lo que se conoce como cinetosis, un malestar que casi todas las personas sufren en algún momento de su vida.
Un ejemplo frecuente de cinetosis es cuando la persona presenta náuseas a la hora de transportarse sin ser quien conduce. “Uno está sentado en el colectivo o en el auto en el asiento de atrás. No ve hacia dónde va el vehículo. Su cuerpo está sentado, sin movimiento, pero por el contrario su sistema vestibular registra el movimiento del medio de transporte, que frena, acelera, que va para un lado, para otro -precisó el kinesiólogo y fisiatra del Hospital de Clínicas Rafael Suárez Anzorena (MN 11.717)-. Esa diferencia de información entre los sistemas sensoriales, genera malestar, sensación de náuseas o ganas de vomitar que son una señal de alarma del cuerpo para salir de esa situación. Cuando se maneja, en cambio, no se presenta la cinetosis: los conductores saben cuándo van a frenar, pueden anticipar un movimiento, la información se traslada al cerebro. El que va atrás no puede elaborar el proceso como quien conduce”.
LESIONES DEPORTIVAS
Las contusiones y cortaduras son usuales por el aumento de actividades deportivas o al aire libre.
Si bien, como suele decirse, el ejercicio es salud, practicarlo sin los cuidados de cada caso puede resultar contraproducente. Incluso si alguien está acostumbrado a correr o jugar al fútbol en el año, hacerlo en otra superficie como la arena puede provocar lesiones.
Camino aconsejó que “en caso de sospecha de lesiones graves se aconseja evitar mover a la persona. Si existe sangrado activo, se debe aplicar presión directa sobre la herida, limpiar con agua segura, secar y cubrir con un apósito estéril”.