Gabriel Gamar
Se fue el mueble, testigo fiel y callado
Que en sus entrañas guardaba mi historia,
Con cada cajón, un suspiro entregado
Ahora es un vacío en la memoria.
Los rincones donde el polvo se posaba
Guardaban las huellas de lo vivido,
Cada rasguño en su madera contaba
Los días felices y los tiempos heridos.
Y en su ausencia el espacio se agranda
Como un eco que resuena en la nada,
Un vacio en el alma que no se apaga
Una tristeza que el corazón no calma.
Con él se fue una parte de mí
Que en sus vetas de madera se quedó,
Un adiós que no he podido asumir
Pues el mueble se fue, pero el duelo no.
En el rincón vacío que antes ocupaba
Un silencio profundo ahora se instala,
El mueble ha partido, su ausencia se alza
Y en mi pecho la tristeza se declara.
Sus bordes gastados contaban historias
De risas y lágrimas, de viejas memorias,
Cada rasguño, una huella en la vida
Un adiós que se siente como una herida.
El espacio vacío parece gritar
La nostalgia en el aire no deja de pesar,
Un mueble vendido, una tristeza profunda
En mi hogar y en mi alma el adiós se funda.
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