Gabriel Gamar
Los sueños son espejos de lo eterno
Flotan como densas nubes en el cielo,
Reflejos de lo que aún no alcanza
La mano temblorosa del esfuerzo.
Metas que en la distancia se dibujan
Como estrellas parpadeando en la noche,
Caminos que se pierden en la bruma
Más allá del horizonte de la mente.
Son promesas que la vida nos confiesa
Palabras suaves que despiertan ansias,
De un futuro que parece tan distante
Como el sol que nunca toca el alba.
En la batalla diaria con el tiempo
Entre susurros de duda y fe quebrada,
Surge el fuego de un alma que persiste
Aunque la meta se vea tan lejana.
Los sueños, esos duros compañeros
Con su peso de plomo sobre el alma,
Se tornan en alas invisibles
Que llevan, paso a paso, hacia la calma.
Aunque el camino sea arduo y frío
Y las estrellas parecen apagarse,
No olvides que en los sueños más lejanos
Vive la esencia de lo inalcanzable.
Porque en cada paso que se da en la niebla
En cada lágrima que cae al suelo,
Nace la fuerza para ver más claro
El horizonte al que el alma viaja.
Las metas lejanas suelen parecer imposibles,
Pero en el intento, el alma se vuelve invencible.
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