El sistema Blackwell de Nvidia revelado este 2024 cambió la arquitectura de los GPUs. ¿Para qué? Para atender la IA generativa y la computación acelerada.
Todo indica que la instalarán en Guadalajara y será “la más grande instalación de producción de GB200 en el planeta”, de acuerdo con sus promotores. ¿Y qué diablos es un GB200?
Primero conviene explicar que el Blackwell GB200 es un producto de Nvidia y Nvidia es la tercera empresa más valiosa del planeta, detrás de Apple y Microsoft.
Está valuada en 2.7 billones de dólares (trillions, en inglés). Eso es más de cinco veces el valor de la petrolera Exxon, o 55 veces el valor de América Móvil, la empresa más grande de la familia Slim.
Quienes juegan videojuegos han visto el logotipo de Nvidia que permitió la llegada de gráficas casi reales a sus pantallas gracias a la mejora de sus GPUs (Graphic Processing Units) o las que llaman comúnmente ‘tarjetas de video’.
Los jugadores y los demás deben saber que los GPUs evolucionaron tanto, que sin esta empresa hoy no tendríamos todas las herramientas de inteligencia artificial (IA) que ya existen y que prometen cambiar las sociedades.
Para que ese sofisticado sistema digital funcione, es necesario contar con centros de datos que procesan rápidamente toneladas de información. En esas frías y enormes bodegas abundan desde este año los servidores Blackwell GB200 de Nvidia.
Están más demandados que los tamales en 2 de febrero.
Entre las empresas que los requieren o los usan están Alphabet y Google, Amazon y AWS, Dell, Meta, Microsoft, OpenAI, Oracle y Tesla. Buena parte de las quincenas de todos ustedes ya van a dar a estas compañías, directa o indirectamente.
El sistema Blackwell de Nvidia revelado este 2024 cambió la arquitectura de los GPUs. ¿Para qué? Para atender la IA generativa como la de ChatGPT y la computación acelerada como la que usa la brasileña Petrobras para administrar datos de sus reservas de hidrocarburos en sus supercomputadoras, disparando con ello sus ganancias.
Blackwell es el sucesor de las arquitecturas Hopper y Ada Lovelace que ya habían provocado un impresionante crecimiento en la cuenta de banco de Jensen Huang, fundador de Nvidia, basada en Santa Clara, California.
Blackwell integra varias tecnologías que permiten a las organizaciones crear y ejecutar aplicaciones en tiempo real, pero ahora reduciendo al menos 60 por ciento su consumo de energía, de acuerdo con especialistas. Los de ‘sistemas’ saben que eso es especialmente relevante para los modelos de lenguaje de un billón de parámetros (LLMs).
En específico, el GB200 tiene el tamaño de una caja de pizza y destaca porque combina dos potentes GPUs llenos de miles de semiconductores, con una unidad central de procesamiento (CPU) especial, lo que permite que trabajen juntos a velocidades muy altas, esa notable combinación es la que reduce el consumo de electricidad.
El equipo del ahora famoso Jensen Huang lo creó, pero luego encontró a una empresa experta en manufactura que los fabrica: la taiwanesa Foxconn, los mismos que hacen el iPhone, de Apple, con plantas en distintas partes del mundo.
Su nombre oficial es Foxconn Hon Hai Technology Group, del empresario Gou Tai Ming, que francamente había sido poco conocida y aburrida hasta este año, cuando obtuvo nuevos contratos con su nueva socia de California. Su valor creció 83 por ciento en 12 meses hasta alcanzar 91 mil millones de dólares en su capitalización de mercado.
Entre los propietarios de sus acciones están los grupos inversionistas Vanguard y BlackRock, que están también entre los principales de Nvidia.
Si cuentan todas las empresas involucradas en este mercado, notarán la relevancia que tendrá la llegada de una planta que producirá el Blackwell GB200 a México.
El diario inglés Financial Times cita a directivos de Foxconn que dicen que esa fábrica estará instalada en Guadalajara, en donde hay antecedentes y gente especializada. Ahí hay también un centro de diseño de chips de la alicaída estadounidense Intel.
La llegada de este monstruo a la capital de Jalisco concuerda con información de agosto que reveló una inversión de Foxconn por 241 millones de dólares en México para ampliar su capacidad de producción de servidores de inteligencia artificial (IA).
En febrero, Foxconn habría invertido 453 millones de pesos para comprar un terreno de 40 hectáreas precisamente en Jalisco, con el mismo propósito. Ya pueden abrir el tequila.