En un dos por tres, el 2024 llegó prácticamente a su fin. Estamos ya en diciembre, ese mes especial que trae consigo un aire distinto, un aroma que invita a la reconciliación, el perdón y el reencuentro. Es el mes en el que la cotidianidad se detiene momentáneamente para dar paso a los abrazos, los brindis y los recuerdos compartidos.
Diciembre tiene una magia particular que nos mueve a organizarnos, a buscar a aquellos que forman parte de nuestra historia, a reunirnos con amigos, excompañeros de la secundaria o de la universidad. Las posadas se convierten en el escenario perfecto para revivir anécdotas y crear nuevas memorias.
A pesar de que ya no somos los mismos de antes, las risas y la alegría del reencuentro nos recuerdan lo valioso de esos lazos que el tiempo y la distancia no han logrado romper.
Pero este mes no es solo para los amigos. Es también el tiempo perfecto para volver a reunirnos con la familia, para abrazar a quienes han estado cerca y también para buscar a aquellos que, por diferentes circunstancias, se han alejado.
Es un momento para otorgar el perdón por los agravios recibidos o por los malentendidos que en algún momento sembraron distancia. Restaurar la amistad y los lazos familiares se convierte en un acto de amor que trasciende las palabras. Las charlas se llenan de historias de antaño, de momentos que, en su momento, parecieron cotidianos pero que hoy tienen un significado especial.
Nos reímos de nuestras ocurrencias, de los errores y las aventuras que nos marcaron. En esas reuniones, el pasado cobra vida, y cada anécdota es un puente que nos une nuevamente.
LOS BUENOS PROPÓSITOS
Sin embargo, no todo en esta temporada es nostalgia. Diciembre también es el mes de los buenos propósitos, de las promesas de mantener el contacto y de planear futuros encuentros. Aunque muchas veces esas promesas se queden en el aire, el simple hecho de compartir un instante nos deja una sensación de calidez y gratitud.
Al final, diciembre nos enseña que la vida es más llevadera cuando nos rodeamos de quienes nos hacen sentir en casa, de los que saben de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Que este mes sirva como recordatorio de que los reencuentros no deben ser excepciones, sino una parte constante de nuestra vida, porque restaurar lo que se ha perdido y fortalecer los vínculos familiares y de amistad es el mejor regalo que podemos darnos y brindar a los demás.
DICIEMBRE, UN MES CRUCIAL PARA CERRAR CICLOS
Diciembre tiene un significado especial en el mundo, el universo y la historia. En el ámbito mundial, es el mes en el que, en el hemisferio norte, comienza el invierno, mientras que en el hemisferio sur inicia el verano, marcando ciclos opuestos que recuerdan la diversidad de experiencias humanas.
En muchas culturas, el solsticio de invierno simboliza la renovación, la esperanza y el triunfo de la luz sobre la oscuridad, siendo motivo de celebraciones ancestrales que han influido en festividades actuales.
En el universo, diciembre nos conecta con los ciclos cósmicos, recordándonos que formamos parte de un sistema más grande y que los movimientos celestes afectan nuestra percepción del tiempo y la vida.
Este mes, con sus noches más largas en el norte, nos invita a la introspección y a valorar la luz, tanto literal como simbólicamente. Históricamente, diciembre ha sido un mes crucial para cerrar ciclos.
Desde civilizaciones antiguas hasta la actualidad, ha sido un tiempo de reflexión, de evaluar logros y aprendizajes, y de proyectar nuevos propósitos para el año venidero.
Grandes eventos y decisiones que marcaron el rumbo de la humanidad han ocurrido en este mes, reforzando su importancia en la memoria colectiva. De manera que hay que disfrutar este diciembre como nunca y como siempre.
¡Feliz Navidad y un Año Nuevo mejor!
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.