Columna: Sentido Común /
El robo de un cajero automático instalado en un cubículo de Plaza Teatro vuelve a encender los focos rojos de la inseguridad que se está viviendo en Coatzacoalcos, sobre todo porque mediante uso de violencia contra los vigilantes, arrancaron y se llevaron físicamente el cajero sin que nada pudieran hacer para evitarlo.
Hasta ahora los representantes de Banco Santander no han dado a conocer el monto de lo robado, pero lo grave es que estos maleantes se hayan atrevido a arrancar descaradamente la pesada máquina, aun cuando había elementos de seguridad resguardando el lugar, que fueron golpeados una y otra vez hasta ser sometidos para cometer el atraco.
Este hecho se suma a la ya larga lista de cortinazos que se han venido registrando contra varios comercios de la ciudad, que ya no sienten lo duro sino lo tupido por la impunidad con que actúan estas bandas de delincuentes, que han obligado a los comerciantes, especialmente los pequeños a cerrar definitivamente sus locales. Otros han tenido que hacer un fuerte gasto para reforzar su sistema de protección y vigilancia, incluso contratando alguna empresa de seguridad privada que les proteja, lo cual viene a encarecer sus costos operación.
De nada sirve que cierren temprano los locales, porque estos sujetos están acostumbrados a perpetrar sus atracos en la obscuridad, sin que las corporaciones policíacas puedan hacer algo para impedirlo.
Es historia vieja decir que las autoridades estás coludidas con estas bandas, lo cierto es que tienen en jaque a los comerciantes que ya no saben qué hacer para resguardar sus bienes y sus fuentes de trabajo.
Algo tienen que hacer urgentemente las autoridades, para devolver la tranquilidad y la seguridad a los comerciantes que tienen como fuente de ingresos estos pequeños negocios familiares, que están a merced del hampa.
Mientras los elementos policíacos logran ubicar y detener a estas bandas, lo recomendable es reforzar las medidas de seguridad en los locales y por otro lado tomar medidas de precaución al acudir a los cajeros automáticos, haciéndolo preferentemente durante el día, para evitar ser sorprendidos por los rateros que andan más sueltos que nunca.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.