En un país de 125 millones de habitantes como México, todo se puede magnificar en la vastedad territorial, que la hay.
Es zona sísmica permanente con más o menos grados en las escalas de Richter y Mercalli; tiene su temporada de huracanes en ambos océanos –que cuando no causan pérdidas humanas tienen su parte benéfica por el agua que dejan-; el 50 por ciento son desiertos, de difícil aprovechamiento en algunas partes; tiene grandes concentraciones urbanas y grandes dispersiones también.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), no muy bien visto por el actual gobierno, en el país hay 384 lo que denominan Unidades del Sistema Urbano Nacional.
De esa cantidad una de ellas alcanzaba en el 2010 una población estimada de 20 millones de habitantes en su área metropolitana, aunque hoy se menciona que son 24 millones de personas y por sus calles y avenidas van y vienen cuatro millones de automores. Sí, la Ciudad de México (ocho millones de personas) y sus vecinos inmediatos: Chalco, Ecatepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Atizapán, Cuautitlán. En esta zona se concentra la mitad de la industria que hay en el país, aun cuando ha ampliado sus brazos hacia Cuernavaca, Puebla, Toluca, Pachuca, Tulancingo, Querétaro.
Luego hay diez ciudades de 1 a cinco millones de habitantes; 22, de 500 mil a un millón; 62, de 100 mil a 500 mil; 40, de 50 mil a 100 mil; y de 15 mil a 50 mil son 249. Y hay dispersiones tremendas de poblados de 1 a mil habitantes como sucede en Oaxaca, Chiapas, Veracruz (tan sólo en éste hay 24 mil comunidades de menos de 100 habitantes).
En este horizonte el país se ve afectado ahora por tres circunstancias que han de tomarse muy en serio: el Covid 19; la recesión económica mundial (que si afecta a los desarrollados más a los que debajo les siguen); y el desempleo y la inseguridad.
Del primer factor, hay una enorme campaña gubernamental y a través de los medios de comunicación orientadas a enfrentar de la mejor manera el fenómeno, con medidas que afectan a todos los estratos, sin distingos de condición económica o social, es decir acomodados, clases medias y las llamadas populares, que son mayoría.
La calve de contención es que quienes puedan no salgan ni a la esquina y los que sí aumente cuidados como lavarse las manos, evitar estar junto a personas que tosan y estornuden y cuidado todo lo que se toca de objetos circundantes.
La recesión económica se vislumbra muy fuerte y sus consecuencias ya se dejan ver desde el año anterior, cuando por ejemplo, la industria automotriz registró fuertes bajas en sus ventas de unidades nuevas.
Ahora a enfrentar desempleo e inseguridad en todo ese sistema de urbes concentradoras y en miles de poblados muy marginales.
Atraques
- Ahora que el gobierno sigue políticas de salud frente al Conavid 19, es urgente que preserve la planta productiva formal e incluso la informal. De una población total de 125.8 millones de personas que tiene el país, solo 26 millones trabajan en empleos formales, y más de 30 en el informal.
- De que viene una reforma fiscal ni dudarlo. Así como ningún gobierno previo de la 4 T se salva de la irrefrenable corrupción a manos de unos cuantos, lo cierto es que se mantienen muchas estructuras formales e informales de política y economía, entre ellas la fiscal. El gobierno necesita mucho dinero y el petróleo, que proporciona 20 por ciento de presupuesto federal aprobado por el Congreso, anda a la baja de 35 a 13 dólares por barril. Otros impuestos son revisados ya y unos nuevos. A ver.
- El 90 por ciento de los impuestos son federales, un centralismo que desborda a los estados libres y soberanos de la Constitución. ¿Qué hacen los gobernadores?
Escritor y periodista