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Mirar al sur

Las semanas corren de volada entre precauciones, confinamientos, mensajes televisivos públicos y privados con buenas y reiteradas advertencias y a la par bolsillos cada vez más con tendencia a la baya de las mayorías, entre la pareja Covid 19 y la abrupta caída económica que nos acompañan hasta alcanzar junio.

Lo único claro es que el virus viajero amenaza por igual;  en cualquier momento nos podemos convertir en huéspedes de tan poderoso bichito, al cual por cierto ya hemos ido conociéndolo cada vez más o es lo que creemos o suponemos.

Entre que sí y no todos son vulnerables, queda claro que los de más edad están en mayor riesgo, que se puede ser portador sin darse cuenta y si por algo a alguien como que le da gripe, con eso hay para dar y regalar.

De la economía ya ni querer hablar demasiado. 

De más está decir lo que afecta al gobierno, a la planta productiva privada, a las escuelas, a los servicios, de atar, en medio del dilema mundial: abrir puertas de par en par o guardar relativos equilibrios que equivalen a no trompicarse demasiado.

¿Quién o quiénes darán los primeros pasos macroeconómicos y microeconómicos?

Ejemplos de sobra ya hay en nuestras calles mexicanas. 

Meseros en las esquinas piden cooperación; empleados de ferias migrantes, también; adultos muy mayores, extienden la mano para las medicinas o sus alimentos y “es la mera verdad”; madres de familia que sobrellevan las situaciones de sus niños y de paso aguantan el humor desatado  de la pareja sin poder decir nada. 

Ante eso poco se puede hacer porque las necesidades son cotidianas. El desempleo, por ahora, galopante en el sector formal e informal y la sobrevivencia al día. 

El gobierno hace su parte al tomar algunas medidas de respaldo a través de programas sociales; créditos a microempresas; apertura de sectores estratégicos, “con todas las precauciones”, para no frenar las cadenas productivas transnacionales e internas; en tanto se estabiliza más la situación y pueden continuar su programa políticos hacia el crecimiento y el desarrollo, que no son sólo palabras, pues el país no puede parar se esté o no de acuerdo con los representantes públicos que de tanto hablar ya aburren.

Atraques

  1. El presidente Andrés Manuel López Obrador inicia el 2 de junio una gira de trabajo por el sureste. Visitará Cancún y ahí dará la salida al primer tramo del Tren Maya, de esta ciudad hasta Valladolid; hará lo propio en Mérida, banderazo del tren a la ciudad de Campeche; luego a Escárcega y Palenque, del mismo tren. De ahí a Villahermosa y Dos Bocas. Luego a Veracruz, en donde visitará el por años abandonado complejo petroquímico de Pemex La Cangrejera, uno de los más productivos –pese a rapiñas de todo tipo- que ahora luce en el abandono y a la refinería de Minatitlán, a la que han metido millones de dólares ya a ver si ahora ya puede rendir a toda su capacidad.  Y luego a Sayula para las obras del corredor del tren hacia Salina Cruz a través del Istmo, esperemos doble vía, que detone el desarrollo. Viene esto a colación porque el sureste de México ha estado a la deriva en beneficio del centro y norte del país por décadas. 
  2. Los Tribunales Superiores de Justicia están, en su mayoría, atiborrados de expedientes, unos en los brazos de Morfeo desde lustros y lustros, y ahora en cuarentena, así que a digitalizar urgentemente. Los abogados también van a ir a las esquinas.
  3. En Veracruz Verónica Hernández Giádans fue aprobada por el Congreso fiscal por nueve años. Tarea titánica a una profesional que ha mostrado seriedad y entereza en una dependencia de tan difícil manejo, incluida la procedencia de las denuncias, que llenan los archivos durmiendo. Y a modernizar mujer talentosa y capaz en un estado urgido de resultados.
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