Cuando parecía que ya no habría sorpresas en materia de austeridad, este viernes el ejecutivo federal a través de las secretarías de Hacienda y la Función Pública publicó en el Diario Oficial de la Federación los lineamientos y estrictas medidas para reducir el gasto corriente y generar ahorros sustanciales en más de 300 dependencias gubernamentales.
Entre los gastos regulados están los servicios personales, los bienes y servicios generales de todo tipo, quedando prohibida la creación de nuevas plazas en altos niveles, contratación de asesores y choferes que solamente estarán autorizados para los niveles de subsecretarios o su equivalente.
En el caso de home office solamente se autorizará cubrir estos gastos si no se generan costos adicionales. No se podrá contratar personal por honorarios, a menos que se trate de una necesidad debidamente fundada y motivada, reduciendo al mínimo indispensable el número y su costo.
No se podrá adicionar a las condiciones generales del contrato de trabajo prestaciones como jubilaciones, pensiones y regímenes especiales de retiro, ni seguros de gastos médicos o de vida. Así como compensaciones o retribuciones adicionales al salario.
Se prohíbe la compra o arrendamiento de vehículos para el transporte de los funcionarios y tampoco se podrán arrendar inmuebles para oficinas, ni hacer remodelaciones, salvo que sean estrictamente urgentes e indispensables.
Por lo que respecta a los servicios para las oficinas, se buscará ahorrar energía eléctrica, por lo que se hará un plan para la reducción de este servicio. Se instalarán dispositivos para ahorro de agua potable, se evitará el uso de fotocopiadoras por oficina, se restringirá el uso de la telefonía y el internet, y en lo que respecta a la telefonía móvil solamente se autorizará el uso a las fuerzas armadas, seguridad nacional y seguridad pública para el desempeño de sus funciones.
De manera que el ahorro va muy en serio, no así en los megaproyectos consentidos del presidente, que son la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y el corredor interoceánico que siguen viento en popa, aun cuando se habla de que los costos se han ido incrementando escandalosamente.
Por cierto, los gastos del festejo del Grito de Independencia, aun cuando se hicieron de manera simbólica y sin gente, fueron más elevados que los del año pasado con todo y la parafernalia acostumbrada por los llamados gobiernos neoliberales. Estos son los gastos que deberían de evitarse, pues son una carga tanto para los estados como para los municipios.
En efecto, la austeridad republicana ya llegó y de qué manera.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.