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La menstruación no tiene que ser un lujo

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Mis queridos lectores, alguna vez se han preguntado o las mujeres que están leyendo esta columna, han sacado cuentas de ¿Cuánto se gastan al año comprando toallas sanitarias?  O ¿Comprando tampones, copas menstruales o lo que mejor prefieran para pasar su periodo con higiene y sintiéndose seguras?

Para algunas puede que no sea una cantidad significativa, pero para otras miles es un sacrificio y un lujo que no pueden costear mes con mes. Debido a ello el colectivo feminista #MenstruaciónDignaMéxico (así lo pueden encontrar en las redes sociales), presentó a la Cámara de Diputados una iniciativa de ley para eliminar los impuestos a las toallas desechables o de tela, copas menstruales y tampones.

La iniciativa buscaba reformar el artículo 2°-A de la Ley del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) para considerar a estos productos dentro de la “tasa cero”, pues actualmente están grabados con una tasa de 16%.

Anahí Rodríguez, vocera del Colectivo, afirmó a la agencia EFE que actualmente en México hay más de 64 millones de mujeres en edad reproductiva y, en condiciones normales, gastarían entre 425 y 1, 220 pesos anuales en artículos de higiene menstrual, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), sin embargo dicho gasto puede representar hasta el 8% del ingreso total mensual de una familia en situación de pobreza conformada por al menos dos personas que menstrúan.

Mes con mes las mujeres necesitamos estos artículos que se vuelven de primera necesidad para nosotras, debido a que es nuestra condición biológica y por lo tanto es discriminatorio que se tenga que pagar de más por algo que es necesario, ya que la menstruación no es un lujo. 

Sin embargo, el congreso federal declinó la iniciativa de ley “Menstruación Digna”, debido a la crisis económica por la que atraviesa el país por la pandemia, fue imposible impulsar esta reforma de ley fiscal.

Las mujeres más vulnerables tienen que recurrir a pedazos de telas sucios para evitar mancharse y sentirse más seguras, sin tanta preocupación a la hora de hacer sus actividades diarias, sumándole que las mujeres indigentes no tienen acceso al agua potable aumentando el riesgo de que adquieran alguna enfermedad en las vías urinarias o por vía vaginal. 

La menstruación no tiene porque ser un lujo, no tiene porque ser un problema mensual. Es una necesidad y una necesidad que se tiene que atender urgentemente.

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