A mi querida madre Berta
Como suele ser la vida, instantes, segundos, horas, suceden situaciones a veces claras y obvias, sorpresivas, inesperadas y hasta extraordinarias.
Algo de similitud habrá con los asuntos públicos, incluidos nuestros representantes democráticamente elegidos –nos agraden o no-.
Así de pronto, luego de secretos e inusitados acuerdos, nos traen de vuelta de Estados Unidos al mismísimo general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional con Enrique Peña Nieto, libre, aquel, de culpas relacionadas con el tráfico de estupefacientes, repatriado en interés de las relaciones bilaterales, con el fin de que en México le apliquen, si le corresponde, la ley, por algo que ni siquiera sabemos de qué.
Vaya decisión histórica de las cortes estadounidenses, pues allá, lo vemos seguido, también se las gastan.
Mientras el año se nos va más que de volada, aquí seguimos con tremendas realidades
Inundaciones en el sureste, Chiapas, Tabasco y sur de Veracruz, con más de 200 mil personas afectadas, en espera, ahora sí, de un plan hídrico que controle presas, desfogue controlado hacia los ríos, lagos y lagunas antes de las lluvias y temporadas de huracanes, reforestación, desazolve, muros de contención, planeación urbana, por decenios postergadas, nada de que aquí les tocó vivir como dice la titular de la Conagua de cuyo nombre no quiero acordarme.
Otra: la iniciativa del gobierno federal a la Cámara de Diputados orientada a poner orden en el outsourcing, una modalidad de contratación que por años dejó sin semanas cotizables a millones de obreros y empleados que aceptaban las condiciones de contratación en empresas y gobierno con tal de entrar al mercado formal o de la contrario pegarle a la informalidad y ya de últimas a lo que saliera. Pendiente, dice la secretaria del Trabajo, María Luisa Alcalde, el asunto de la contratación por honorarios, que de honor tampoco tiene nada, la contratación, se aclara.
A la par el tremendo asunto de la pandemia, cuyos contagiados contabilizados arañan el millón y los fallecimientos, casi 100 mil, delicado asunto que mientras haya vacunas o no hay que tenerle respeto y sobre todo cuidado.
La recesión económica mundial y la pandemia vaya que han destrozado empresas y familias que se ven en situaciones complicadas y complejas que de una u otra forma hay que enfrentar y en la medida de lo posible, cuando se puede, ser solidarios con los demás.
Como se señala en Expansión, “en el tercer trimestre del 2020, 3.6 millones de personas estaban sin empleo en México”, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Y sigue:
“En cuanto a la población ocupada, se registraron 51 millones de personas, una disminución de 4.2 millones de personas en comparación con el tercer trimestre de 2019.
“La población ocupada informal fue de 27.7 millones, lo que significó una caída de 3.5 millones menos comparado con el mismo trimestre del año pasado.
En cuanto a la tasa de desocupación, esta aumentó 1.4 puntos porcentuales al pasar de 3.7% a 5.1% a nivel nacional”.
Ya con esto más que suficiente.
Hay otros temas pendientes y de sobra conocidos, como es inseguridad, impunidad, corrupción, que asuelan a muchas ciudades y caminos en el país.
Atraques
Escritor y periodista
