Difícilmente encontraremos una imagen mejor para promover, incentivar por lo menos la posesión de armas. Su uso llega con el tiempo.
El Vaticano, la más extraordinaria empresa global, intocable en todos sentidos en los países donde se ha impuesto, así no sea asentado en sus leyes, como la religión oficial.
Cito a Putín, zar de lo que serán las Rusias, cuando recibió en el Kremlin al equivalente musulmán del Papa cristiano, quien le pidió autorización para erigir una mezquita en Moscú.
Con gusto, respondió Putin, cuando usted nos permita construir una catedral cristiana en La Meca.
El arabuco se mostró ofendido por tal pretensión que estimó insultante para “la verdadera fe”. Punto final.
El purpurado de la fotografía que tan satisfecho se muestra con el arma en las manos, hace propaganda para la compra de armas de mano. Invita, pues, al público en general.
Atendiendo más minuciosamente la imagen, veremos que se trata de un artículo letal, no para cacería deportiva sino para cazar seres humanos. El telescopio lo delata.
Habrá quien pueda escandalizarse por la impudicia del anunciante, pero recordemos que la biblia de los negocios, más poderosa e influyente que la filosófica o histórica, asienta que “bussines are bussines” lo que en idioma vulgar traduce en que negocios son negocios.
Es conocido el hecho de que la sede papal es la principal accionista, léase dueña, de la fabrica de armas Beretta.
En tiempos lejanos poseer una Colt escuadra o una Smith and Wesson mazorca, eran un lujo. El tiempo avanzó, nuevas tecnologías se impusieron y mientras los soviéticos aparecían con el cuerno de chivo, los italianos imponían sus armas de mano en las fuerzas policiacas de todo el orbe.
En 1985 en la Ciudad de México y bajo el auspicio del Senado, se reunieron los representantes de 87 congresos de igual número de países.
Una semana de deliberaciones y se logro la firma de los asistentes, condenando venta y uso de este tipo de artefactos; se concluyó que son o en ese tiempo eran responsables de casi 90 por ciento de las muertes civiles en todo el mundo.
Para los ciudadanos del norte, poseer armas es un derecho constitucional. En México se limita, prohibe el uso y portación ciudadana de armas semiautomáticas (escuadras) salvo en el calibre .380 o nueve corto.
Las mazorcas hasta .38 y en todo caso deben registrarse ante la Sedena que puede autorizar su portación.
Los moralinos cristianos que defienden el derecho vaticano a hacer negocios hasta con la muerte, repiten cansinamente que no son las armas las que matan, sino los hombres que las usan. Dios les perdona, evidentemente.
En Sahuayo, lo viví, si el cura del lugar perdonaba el crimen las autoridades se abstenían de perseguirlo. Mucho menos de castigarlo.
La más cercana matanza en Tejas causó una veintena de niños de origen mexicano, igual que las maestras que infructuosamente intentaron impedir la masacre. Mártires civiles ambas.
Podrá pensarse en un crimen de odio, como se llenan la boca para describirlos, peto no soslayemos que el joven de 18 años se apellida Ramos, es de origen mexicano y hasta ahora nadie ha aventurado una hipótesis por su locura.
Como antecedentes, se dice que era tranquilo y así, con tranquilidad asesinó primero a su abuela y luego de anunciarlo por las redes, fue a cometer el asesinato masivo con los dos fusiles de asalto que acababa de comprar.
Legalmente se puede demandar a los fabricantes de armas, pero ¿se puede demandar a los fabricantes de hachas porque fue usada para tumbar un árbol?
Lo recomendable pues, es comprar una Beretta y pedirle al cura más cercano a su corazón, que la bendiga para poder usarla cristianamente. Eso sugiere la imagen…
Periodista antediluviano, corresponsal en el exterior y reportero en méxico.