Como en los tiempos del presidente Luis Echeverría Álvarez en que se dio asilo a cientos de perseguidos políticos chilenos, luego del golpe de estado con el que Augusto Pinochet derrocó a Salvador Allende en 1973, de nueva cuenta México se convierte en candil de la calle al dar albergue a ciudadanos afganos que piden protección del gobierno mexicano al ser perseguidos por los talibanes.
En aquel tiempo los chilenos perseguidos fueron recibidos por México con los brazos abiertos y por órdenes del presidente Echeverría, se les dio casa y sustento, al colocarlos en distintos puestos del gobierno, en aduanas y en otras dependencias, de manera que estaban mejor que en Chile, mientras muchos mexicanos no tenían un empleo seguro.
Ahora el gobierno mexicano abre sus puertas a ciudadanos afganos, otorgándoles asilo político a quienes lo soliciten, toda vez que Afganistán se encuentra en una situación muy delicada, por lo que México decide darles protección a los migrantes de aquel país.
En efecto México siempre ha sido solidario con ciudadanos del mundo que se encuentran en riesgo por culpa de gobiernos represores o dictaduras inhumanas, pero no reciben a cualquier migrantes o perseguido, porque no hicieron lo mismo con los migrantes haitianos que pasaron por territorio mexicano.
Estos fueron discriminados y tratados de manera distinta a como se están tratando a los afganos. Hay diferencias.
Así que no es del todo cierto que no importa la región del mundo de la que
provengan, porque no se le da asilo a cualquiera como dice el gobierno, sí son selectivos.
Sin duda alguna, todos merecen ser recibidos por razones humanitarias, pero la situación económica por la que atraviesa México no da para ofrecer empleos a todos, porque no hay suficientes plazas ni para los mexicanos. No hay duda de que los migrantes afganos puedan ser proactivos en el desarrollo de México, pero hay muchos mexicanos proactivos que no encuentran trabajo en ninguna parte.
Por cierto, hace unos días México recibió a 124 periodistas refugiados, que fueron recibidos con bombos y platillos por el canciller Ebrard, pero ¿dónde se les acomodará para que puedan trabajar si no hay trabajo ni para los periodistas mexicanos? Se dice que solamente van a estar 180 días en el país, pero y luego qué se va a hacer con ellos. ¿Se les regresará a Afganistán?
Una vez más el gobierno de México se convierte en candil de la calle y obscuridad de su casa. ¿Por qué no mejor nos preocupamos por crear fuentes de empleo para los connacionales? En efecto es doloroso lo que está pasando en Afganistán, pero también es dolorosa la situación económica por la que atraviesan las familias mexicanas hoy en día.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.