En cuanto a la relación con México, cambió el tono pero no hubo necesariamente mayor flexibilidad.
El primer año de Joe Biden en la presidencia de Estados Unidos ha sido complejo y ha quedado marcado por los claroscuros, afirmó Yadira Gálvez Salvador, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
El ascenso del demócrata significó el término de una controvertida administración de Donald Trump y generó amplías expectativas en el ámbito internacional al ser un cambio frente a la narrativa del “America First”, las posiciones nacionalistas y el unilateralismo; se tenía confianza en que Estados Unidos regresara al centro de la dinámica global, pero no necesariamente ha ocurrido así, agregó la doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Relaciones Internacionales.
La relación bilateral con México, dijo, también puede definirse como de claroscuros: con tensión en ámbitos como los Derechos Humanos y la posible reforma energética, pero con señales de entendimiento en áreas específicas como la migración irregular y la cooperación en seguridad.
“La interdependencia de nuestros países obliga a comprender que la vecindad, la región, es destino. Nuestras economías y nuestras seguridades son interdependientes.”
En el ámbito global se esperaba que al terminar el gobierno de Donald Trump la Unión Americana regresara y tuviera una participación más activa en organismos internacionales. Si bien ha retornado a los acuerdos sobre cambio climático y participa en el mecanismo Covax para el acceso equitativo a las vacunas contra la Covid-19, la manera en que las tropas estadounidenses salieron de Afganistán ha afectado la imagen de Estados Unidos y del propio presidente demócrata.
Cortó la narrativa trumpista
En el caso de México, insistió Gálvez Salvador, cambió el tono en la relación y cortó la narrativa trumpista y los señalamientos hacia México y su responsabilidad en temas de migración, seguridad, así como lo simbólico que significaba el discurso del muro fronterizo. Sin embargo, los intereses de Estados Unidos en seguridad nacional y economía se mantienen.
“Cambian los señalamientos de que nuestro país tenía que fungir prácticamente como el muro hacia el sur de los Estados Unidos, así como las amenazas de poner sanciones económicas –aranceles a importaciones mexicanas– y de implementar acciones frente a la migración irregular. Ahora se prioriza el discurso sobre el entendimiento, la cooperación, la diplomacia, pero Biden no necesariamente ha sido más flexible con México pues, finalmente, los compromisos se han mantenido.”
Ante la crisis migratoria su gobierno sostiene medidas tales como el programa “Quédate en México”, mediante el cual los solicitantes de asilo tienen que permanecer en nuestro país mientras se emite su resolución. También se mantienen las detenciones de migrantes irregulares que se regresan a México.
La manera en que Estados Unidos y sus tropas abandonan [Afganistán] es un gran golpe para su imagen. Si bien es una decisión que se tomó en la administración de Donald Trump, debió planearse y ejecutarse de manera distinta”
La seguridad es primordial entre ambas naciones y dentro de ella está la lucha contra el narcotráfico, para evitar que las drogas ingresen a Estados Unidos a través de México. Actualmente es importante atender la crisis relacionada con las muertes por consumo de fentanilo en aquel país, señaló la experta universitaria.
En ese sentido, destacó, se debe entender la transición de la Iniciativa Mérida hacia el Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras.
“Tras las tensiones que ha habido por temas como la detención del general Salvador Cienfuegos en Estados Unidos o el tema de los agentes de la DEA en México, el Entendimiento Bicentenario es una buena noticia. Éste parte del principio de responsabilidad compartida de su antecesora, pero ahora con mayor énfasis en la reciprocidad, una agenda más amplia, que entre otros temas incluye el tráfico de armas y la reducción de homicidios en México. Veremos aún cómo se va a implementar”, agregó la integrante del Observatorio de la Relación Binacional México- Estados Unidos.
Tensiones internas y externas
La académica universitaria señaló que el primer año de la gestión del presidente número 46 de la Unión Americana ha sido muy complejo y entre las decisiones que más le han afectado están la salida de las tropas norteamericanas de Afganistán.
“La manera en que Estados Unidos y sus tropas abandonan ese territorio es un gran golpe para su imagen. Si bien es una decisión que se tomó en la administración de Donald Trump, debió planearse y ejecutarse de manera distinta. Además, pegó en la manera en cómo los estadounidenses veían la gestión de Joe Biden”, expresó.
Diversas encuestas realizadas en los últimos meses asignan al presidente entre 41 y 43 por ciento de aprobación entre los votantes que están interesados en la mejora de su calidad de vida. Entre los temas que les preocupan están la economía, la pandemia, la seguridad nacional y la migración. “Ha caído la popularidad tanto del presidente como de la vicepresidenta Kamala Harris”, agregó la especialista.
También se suma el hecho de que en el Congreso no hayan fructificado algunas de sus reformas como la migratoria. Además, su gestión ha sido marcada por la crisis derivada de la emergencia sanitaria por la Covid-19 y la necesidad de avanzar en la recuperación económica.
La experta destacó que la administración de Joe Biden haya entrado a la dinámica de la diplomacia de las vacunas: donar biológicos e insumos para superar la crisis por la Covid-19 en diferentes países, entre ellos México. Esto, dijo, implica la apuesta por la diplomacia y el multilateralismo como instrumentos de poder suave de Estados Unidos.
Entre las tensiones externas expuso las que Washington tiene con China y Rusia. Las tensiones con China se profundizan y van más allá de la cuestión ideológica, incluyen la parte económica, tecnológica y las preocupaciones por la mejora de las capacidades militares del país asiático.
Lo mismo ocurre con Rusia, tanto por el tema de Ucrania como por la competencia estratégica. Además, recordó los señalamientos hacia ese país sobre su posible intromisión en las elecciones de 2016.
“No hay que olvidar las capacidades militares de Estados Unidos tanto para la disuasión como para escenarios de conflicto”, dijo la experta en temas de política exterior, seguridad y defensa de la Unión Americana. Aunque esta nación sigue siendo la principal potencia militar, es claro el ascenso de China y Rusia y su reposicionamiento geopolítico.
Detalló que en diciembre pasado Biden encabezó la Cumbre de la Democracia, en la que participaron más de 100 países y se insistió en la importancia de la vigencia de las instituciones democráticas y las libertades. Esta reunión fue ampliamente criticada por Rusia y China, ausentes en el encuentro en el que se contrastó la presencia de las naciones democráticas versus los países autocráticos. Sin embargo, la Cumbre tuvo resultados limitados.
Asimismo, Gálvez Salvador recordó que recientemente se cumplió un año de la toma del Capitolio por seguidores de Donald Trump, a quien Biden ha señalado como amenaza a la democracia por la no aceptación de su derrota en las elecciones.
Esta irrupción en el Congreso mostró la profunda polarización que existe en Estados Unidos, pues hay personas dispuestas a transgredir el orden institucional, la lógica legal y la tradicional transferencia de los poderes, y a poner en entredicho la capacidad de las instituciones y su fiabilidad electoral, concluyó.