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¿Conviene una Guardia Nacional dependiente del Ejército? ¿O de la autoridad civil?

El gobierno federal se inclina definitivamente por la primera opción, es decir, legalizar la actuación de la referida Guardia en aras de atender el complejo problema de inseguridad en manos directas de la milicia.

Por ahora la están manejando, de hecho.

Eso hasta 2024 cuando terminan sus actividades de reclutamiento y capacitación; y subirla de 114 mil elementos en operación, a 144 mil en 266 cuarteles en el plazo de retiro, cuando pasaría de lleno a operarla la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

No obstante ello, sea como fuere, constitucional o no, por decreto pretenden que el manejo pase directo al ejército y a la marina.

El caso es que las policías estatales y municipales son en general poco confiables, escasa capacitación, sueldos muy bajos, muy presionadas por sus jefes corporativos y lamentablemente sujetas en muchas oportunidades a  trafiques internos o externos de diverso tipo bajo la disyuntiva ya muy conocida: plata o plomo.

Sin ir muy lejos, en la extinta policía federal salir a patrullar era jalar parejo, de lo contrario, a hacer oficios en las oficinas hasta que los separaban.

Y mucho antes, allá por los tiempos del jefe de la policía del Distrito Federal, Arturo Durazo Moreno, el dicho popular entre los polis y de la propia DIPD, era: en este trabajo, si quieres llegar a viejo, hazte, pendejo.

Ahora el asunto de la seguridad es por supuesto más complejo. Las metrópolis y las ciudades medias han crecido a tal ritmo que la seguridad se ha vuelto difícil y en muchas regiones inmanejable.

Ejemplos, los vimos tristemente la semana anterior en ciudades importantes de Chihuahua, Baja California, Jalisco y Guanajuato –son olvidar Guerrero, Michoacán, Chiapas, Morelos, Puebla-  muertos, heridos, incendios, terror que la nación no merece.

De nuevo es difícil saber si es positivo o negativo que los militares asuman esa obligación ajena a sus funciones.

Ejército y marina son muy necesarios  en sus tareas esenciales de resguardo territorial, fronteras, puertos, situaciones de urgencia, asistencia social, porque luego como se regresan  a esto. Y sus elementos no están preparados para actividades policiacas de prevención, investigación, resguardos, derechos humanos,

A su vez las autoridades civiles están en obligación, responsabilidad y compromiso con la sociedad a la que se deben con policías verdaderamente capacitadas y con apego a la ley, ya en pleno siglo XXI y que parece seguir anclado al anterior  y vigente: si quieres llegar a viejo…

Atraques:

1.     Triste y complicado el rescate de mineros a 60 metros de profundidad en la mina Pinabete, en Sabinas, Coahuila. Hay 10 atrapados a 60 metros de la superficie desde hace 12 días; el agua, piedras y polines obstruyen las maniobras de rescate. Tiempo ya de revisar las minas de todo el país.

2.     Los noticieros de televisión, salvo contadas excepciones, están soporíferos. Además de las notas rojas en las que más bien parecen partes policiacos, nunca se sabe de investigaciones o reportajes que orienten e informen. Crimen organizado y desorganizado sin freno. Sin descontar los de cuello blanco.

3.     Ningún misterio es que los permisos de construcción vaya que costaban o cuestan, pregunten en la Delegación Benito  Juárez de la Ciudad de México o en Nuevo León. Es más si alguien pretenden poner una cafetería, restaurante bar u lo que se ocurra, hay que entrarle.   

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