Gabriel Gamar
A veces las nubes opacan al sol
Velos grises se enredan en el cielo
Y aunque las sombras sean densas
El astro dorado ilumina los cielos.
No se extingue su luz ni su calor
Ni se apaga su brillo en la distancia,
Solo descansa tras cortinas de vapor
Espera su turno con calma y constancia.
Las nubes viajeras son engañosas
El sol guardián del día ahí permanece
Paciente y sereno para poder brillar
Y se asoma discreto en cada amanecer.
En la vida como en el firmamento
Hay días de sombra, de dudas y miedos,
Pero el sol escondido se burla del viento
Nos recuerda que siempre hay un nuevo aliento.
No hay que temer cuando el cielo se nuble
El sol sigue ahí con todo su esplendor
Y cuando las nubes al fin se disipen
Volverá a brillar con todo su fulgor.
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