Muchas tareas trae ante si el presidente Andrés Manuel López Obrador: las que recibió de gobiernos anteriores; las decisiones que ha tomado y traen sus respectivas consecuencias; y las que encierran su programa de gobierno ante el desarrollo y el equilibrio político en una sociedad que, entrado ya el nuevo siglo, persiste en sus inercias ancestrales, casi inalterables, de vulnerabilidad.
Han sido ya casi 100 días de administración en las que el ejecutivo, en términos de opinión pública, sigue bien librado.
Podrá seguir así, aunque también es tiempo de entrar de lleno a gobernar, el legislativo a lo suyo y el judicial, bastante golpeado por todo tipo de circunstancias, con urgencia no sólo de respaldos, sino también de cambios que permitan aplicar la justicia en serio.
Más que meros enunciados u opiniones, es importante destacar que los tiempos de cambio son de la mayor celeridad y sobre todo de estar pegados a las leyes.
De nada sirve, por ejemplo, hacer señalamientos de tremendos negocios y corrupción a la sombre del poder, si no hay fiscalías bien sustentadas y entrar a los procesos judiciales hasta comprobara que los señalados no son inocentes.
Sin ir más lejos, el pasado jueves el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, dio datos que ponen cuando menos la piel chinita: de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al año se cometen 33 millones de delitos, de los cuales 2 millones se denuncian y sólo 200 mil inician una carpeta de investigación que posteriormente se judicializará.
El resto queda en la denominada cifra negra, es decir delitos no denunciados o que no derivaron en una indagatoria.
«Estamos en una situación quizá la más grave de la historia de México después de la Revolución en ese momento. La situación tan grave que ha sufrido nuestro país ha dado lugar a estas reformas y ahora nos permiten defender verdaderamente a fondo el Estado de derecho en la parte que es más dolorosa para todos los mexicanos».
Así que el presidente Andrés Manuel López Obrador requiere acelerar a fondo y revertir primero que nada esta situación de inseguridad e impunidad tan campante.
Desde aquí también:
- Cómo es eso que en el campo de golf de Pemex en Tamaulipas haya una toma clandestina en plena operación. Es para poner ante el juez desde el intendente hasta el responsable de la refinería de Ciudad Madero.
- En Veracruz hay escasos lazos de diálogo entre gobierno y los sectores. El gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha estado muy inmerso en los derechos humanos diversos, aunque sin que se vea en otras áreas de la misma relevancia que lo referido, como es educación, salud, carreteras, caminos, puentes, ya no de construcción, de mantenimiento. Y no se diga el abandono de los recursos naturales, todos, que poco hicieron sus antecesores. Es fecha que no se ven reuniones ni con empresarios, ni con académicos