La gran sorpresa política de la semana anterior en Perú –donde en una misma mañana el presidente disuelve el Congreso y el mismo Congreso lo destituyó y nombró sustituta- deja indudablemente diversas lecturas y más allá de lugares comunes de que esto sucede a menudo en América Latina, es clara la urgencia de gobernar mediante reconciliaciones y conciliaciones.
En el caso de Perú se sabe que es una sociedad ancestralmente muy polarizada, con una población desigual y lejana de alcanzar equilibrios de bienestar en sus muy polarizados segmentos sociales, por lo que aún no se tienen mayores luces de cómo va a seguir por allá un presente enfrentado y los desafíos que entraña el futuro inmediato.
En este mismo contexto hoy lunes se sabrá si el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, viajará a Lima el 14 del mes en curso a la entrega oficial de la titularidad de la denominada Alianza del Pacífico, que le corresponde a Perú, aunque ahora ya no está el expresidente preso Pedro Castillo y sí la sucesora Dina Boluarte, quien ya dijo que lo espera.
A esa reunión están también convocados el resto de integrantes de la Alianza del Pacífico, los mandatarios de Chile y Colombia.
A saber la decisión que tomé el mandatario de México al respecto, toda vez que diversos sectores peruanos han criticado la postura de admitir un posible asilo político al destituido Pedro Castillo y a su familia, al considerar que es una intromisión en sus asuntos internos.
Si con todo y todo se la juega y va, será, ni duda cabe, un acto político, , conciliatorio, no obstante que su relación con las nuevas autoridades peruanas está aún en terrenos confusos y de extrema atención.
A los habitantes del Perú les corresponden en lo interno los actos reconciliatorios en la medida de las posibilidades, pues han continuado las protestas y enfrentamientos de los seguidores de Pedro Castillo en contra las fuerzas policiales y militares en distintos lugares del territorio de esa nación vecina.
Muy en el fondo persisten los sueños de una auténtica integración política y económica de la América Latina y el Caribe, semejante al modelo de la Unión Europea, con la ventaja de que en esta parte hay una relativa identidad cultural –la mayoría conviven con la misma lengua, para empezar- y un potencial enorme ante este mundo global y como una herramienta central que disminuya el lastre de marginación y pobreza que data no de años, de siglos, de buena parte de los habitantes.
Atraques
1. Muy interesante la reunión del aspirante a la candidatura presidencial Marcelo Ebrard Casaubón con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, quien ofreció piso parejo en la designación. Ebrard insiste en debate público con sus compañeros de partido, Claudia Sheimbaun y Adán López y hasta con Ricardo Monreal y que sólo haya una pregunta en la denominada encuesta ciudadana que pretenden hacer. Marcelo y Mario se vieron en Monterrey, son cuadernos.
2. La inseguridad sigue siendo uno de los escenarios de los que no se ve ni cómo ni dónde para disminuir tan riesgoso y penoso asunto. Si México es un lugar de enorme interés turístico, situaciones de violencia ayudan poco.
3. Atención al uso racional de recursos naturales fundamentales en el desarrollo integral del país, pues de su preservación y uso racional dependen alimentación, salud y conciencia ambiental. ¿Campañas al respecto? Ni por asomo.
Escritor y periodista