Por Gabriel Gamar
No sé cómo pude despertar esta mañana
después de pasar una noche tan larga,
atrapado entre el miedo a las tormentas
y mi soledad amarga.
En el amanecer uno se encuentra con la vida
y se van recuperando cosas ya perdidas
a través del tacto y el olfato
de la vista, del gusto y los oídos,
de la imaginación y la memoria.
Hay un mundo allá afuera que me espera
y debo tener valor para enfrentarlo,
fortalecer mi corazón debilitado,
engrandecer mi espíritu de lucha
y ponerle más pasión a todo lo que hago.
No sé qué irá a pasar más tarde,
tengo que controlar mis inquietudes,
de lo contrario volverá a atraparme
el mismo terco insomnio de costumbre.
Cuántas veces nos quedamos dormidos sin desearlo
Cuántas veces cerramos los ojos
Y simplemente… soñamos.
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