Espero respuesta, de hecho orientación de mis queridos y añejos amigos tan sabios y actualizados en la materia.
Como bien pueden suponer, gracias a la pandemia y a la edad, encuentro gran placer en escribir toda suerte de despropósitos que se me vienen a la cabeza.
Me reconozco como un Pejelagarto moreliano, sólo que esa especie no existe ni en Pátzcuaro, Cuitzeo o Chapala. La referencia es sólo a los desatinos seniles del dueño del apelativo.
Los ingresos monetarios son suficientes, pero quiero mas y se me occurre, vista la pésima costmbre de Importar vivales gauchos que llegan, se enriquecen y se van a su país pero ya con título de directores técnicos de futbol profesional.
También suelen contratar a especialistas locales. Ni unos ni otros sirven para un demonio, resultado de equiperos con largas estancias en sillas de ruedas, incapaces de correr, tirar a larga distancia o acercarse mucho al marco enemigo.
No hay nada que cause conflicto a directivos y entrenadores. Los llaman, los contratan, los ven fracasar una o diez veces y los corren. Y llaman al que acaba de correr el de enfrente.
Ante esta realidad, me pregunto si mis amigos me pueden auxiliar para contratarme como entrenados un par de temporadas, suficientes para hacerme medianamente adinerado.
Les garantizo que, como los que andan en el medio dándoselas de especialistas, yo tampoco sé un carambas y acumularé dos fracasos consecutivos para facilitar mi despido.
Prometo no acomplejar a los jugadores por su torpeza, falta de habilidad y casi me atrevo a decir, su cobardía, no arriesgan un raspón en una espinilla. Son sagrados…
Periodista antediluviano, corresponsal en el exterior y reportero en méxico.