Investigadores del ICAyCC estudian el fenómeno, sus orígenes, desplazamientos y arribazones, para proponer medidas de contención.
Al igual que cada año, aunque esta vez antes de lo que se preveía, el sargazo –un género de macroalga de color marrón que forma colonias que cubren enormes extensiones del Atlántico tropical– ha comenzado a arribar a las costas del Caribe mexicano y a causar grandes problemas a los ecosistemas y la industria turística de la zona.
Con el propósito de comprender mejor este fenómeno y proponer algunas medidas que permitan hacerle frente con más eficacia, investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) estudian la variabilidad interanual de sus arribazones y sus patrones de desplazamiento.
“A finales de 2021, Daniel Robles, alumno del Posgrado en Ciencias de la Tierra, terminó una tesis de maestría en la que señaló que hay años en que el sargazo es más abundante que en otros, y que esto se relaciona con la variabilidad climática de las condiciones atmosféricas y oceánicas en el Atlántico tropical”, dice Jorge Zavala Hidalgo, director del mencionado instituto.
El resultado más interesante de este trabajo es que los años en que el sargazo se presenta con más abundancia, los vientos alisios son un poco más intensos, las temperaturas superficiales del mar son un poco más bajas y la profundidad de la capa de mezcla oceánica resulta un poco mayor.
“Ahí se encuentra una relación que puede ayudar a explicar la variabilidad interanual del sargazo. Una posible hipótesis es que la intrusión de aguas subsuperficiales más ricas en nutrientes en la zona donde penetra la luz solar, llamada zona fótica, contribuye a que el sargazo sea más abundante ciertos años”, comenta Zavala Hidalgo.
En sus investigaciones, Robles encontró que hacia 2010 se dio un cambio en los patrones de la capa superficial del Atlántico tropical y desde entonces ha habido años con más sargazo y años con menos sargazo en el Caribe, en general, y en el Caribe mexicano, en particular.
“Aquí surge una pregunta: ¿cómo estamos en 2022? En cuanto a la temperatura superficial del Atlántico tropical, está muy cerca de la media, ligeramente por arriba. Es decir, éste no es uno de los años más fríos; pero sí se ha observado que está llegando bastante sargazo”, indica Zavala Hidalgo.
Ciclo estacional
El sargazo se genera en algunas regiones del Atlántico nortropical y crece rápidamente (se sabe que, a pesar de que una parte de él muere, en pocos días se multiplica de manera exponencial).
Durante los meses del invierno (enero, febrero y marzo) prácticamente no hay sargazo en las costas del Caribe mexicano. Es a partir de que entra la primavera cuando empieza a multiplicarse y a arribar poco a poco a ellas. En el verano, sus arribazones alcanzan su pico más alto y cuando entra el otoño decaen de nuevo.
“Gracias a imágenes tomadas por satélites, dos meses antes del inicio de la temporada se puede ver si hay mucho o no hay mucho sargazo en el Caribe oriental. No parece que este año vaya a llegar tanto a las costas del Caribe mexicano como en 2018, lo cual coincide con el hecho de que la temperatura superficial del Atlántico tropical no está por debajo del promedio. Sin embargo, a diferencia de 2020 y 2021, este año llegó a dichas costas desde enero y ahora, en abril, se ve un poco más que en abril de esos años”, afirma Zavala Hidalgo.
Foto: Reuters.
Modelos numéricos
Para la contención del sargazo se ha recurrido a tres estrategias: poner barreras cerca de las zonas a donde puede arribar, sacarlo del agua con unas embarcaciones especializadas conocidas como sargaceras y recolectarlo directamente de las playas.
“A veces, puede llegar a un lugar como Tulum, pero no a un sitio vecino como Akumal, o viceversa, o a los dos, o unos días a uno y otros días a otro. Por eso, desde 2015 hemos propuesto llevar a cabo estudios para estar en condiciones de pronosticar a qué lugares, cuándo y en qué cantidad podrá arribar. Éste es uno de nuestros mayores retos.”
Julio Lara, otro alumno del Posgrado en Ciencias de la Tierra, ha hecho modelos numéricos para identificar las zonas que abastecen de sargazo a algunas costas mexicanas y tratar de entender dónde estaba 24 y 48 horas antes el que llegó a un sitio específico en una fecha determinada.
“Cuando estos modelos numéricos queden validados no será necesario monitorear todas las regiones, sino sólo algunas, para saber, dentro de esa variabilidad temporal, cuándo habría mayores o menores arribazones de sargazo en un lugar específico. El objetivo es ayudar en las estrategias de contención y recolección, y minimizar su impacto en las costas”, apunta Zavala Hidalgo.
En conjunto con otros grupos de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Mérida, de la UNAM, donde se imparte la licenciatura en Ciencias de la Tierra, integrantes del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático también han monitoreado, mediante pequeñas boyas puestas sobre las manchas o camas de sargazo, el desplazamiento de éstas hasta su arribo a las costas del Caribe mexicano.
“Esto nos resulta muy útil para saber qué trayectoria siguen, pero también para calibrar, evaluar y validar los modelos numéricos antes mencionados.”
Emanaciones y toxicidad
Por otro lado, Telma Castro Romero, especialista en Química de la atmósfera del ICAyCC, participa en un proyecto para medir las emanaciones del sargazo que llega a la playa, así como su toxicidad.
“Como se sabe, cuando grandes concentraciones de sargazo se descomponen, el olor que se desprende de ellas es muy agresivo y desagradable; además, irrita las vías respiratorias y puede tener consecuencias en la salud de las personas”, finaliza Zavala Hidalgo.