Por Roberto Ortiz Vidal
No es casual la directriz actual de EU hacia la política interna en nuestro país y la negociación que seguramente existe con el actual gobierno, que permitió a AMLO llegar al poder; seguramente un acuerdo con mucho mayor “beneficio” para los EU y tratando de contrarrestar problemas de inmigración y narcotráfico en nuestro vecino país; además de las corruptelas y engaños de los anteriores sexenios que sólo enriquecían a los funcionarios de alto nivel e incumplían los acuerdos con EU.
Algunos datos históricos de esta difícil relación entre dos países, compartiendo más de 3 mil kilómetros de frontera y con grandes diferencias históricas, políticas, económicas y culturales; quizás ayuden a comprender mejor el porque es necesario tener que negociar forzosamente con EU aunque algunas negociaciones no sean con los mejores beneficios, pero a cambio de estabilidad en nuestro país.
En 1836 Texas busca su independencia de México; debido a ello en 1830 México prohibió la inmigración desde los Estados Unidos a Texas, pero lo que enojó más a los texanos fue la abolición de la esclavitud.
En 1836 “Su alteza Serenísima” el general Antonio López de Santa Anna fue secuestrado para firmar la independencia de Texas.
En 1845 Texas se incorporó a los Estados Unidos y regresó a la esclavitud. Esto provocó la ruptura de relaciones entre los dos países.
El presidente estadunidense James Polk ordenó la invasión luego que México rechazó su oferta de comprar Nuevo México y California; y posterior a la toma de Ciudad de México, en 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo. México cedió California, Arizona, Nuevo México y partes de los actuales Colorado y Nevada.
A pesar de que el tratado prometió protección para los mexicanos residentes en los territorios cedidos, la mayoría fue desalojada o estafada y con ello originando un odio histórico que a la fecha aún existe.
En 1853, el presidente estadunidense Franklin Pierce compró 76,845 kilómetros en el Valle de la Mesilla, entre California y El Paso (Texas) por 10 millones de dólares. Se trató del último ajuste de las fronteras entre ambos países.
En 1862 españoles, británicos y franceses llegan a México para cobrar deudas antiguas. Los dos primeros se retiraron tras poco tiempo, pero Francia se quedó hasta 1867, imponiendo el Imperio de Maximiliano, que Juárez de forma itinerante combatió heroicamente y con el “conveniente” apoyo de EU. El presidente Juárez tuvo que ceder concesiones a EU a cambio de apoyo militar para rechazar a los invasores; desde esa época se habla del proyecto Interoceánico entre Coatzacoalcos y Salina Cruz que los EU pensaban construir antes del canal de Panamá.
En 1910 la Revolución Mexicana con Emiliano Zapata en el sur y “Pancho” Villa en el norte en apoyo a Francisco I. Madero, obligan al retiro a Porfirio Díaz en 1911 con el “conveniente” respaldo de EU cuando Díaz ya no era afín a sus intereses, de ahí la frase de Díaz “Tan lejos de Dios y tan cerca de EU”; se dan cuenta que Madero tampoco es afín y respaldan entonces a Victoriano Huerta para el terrible asesinato de Madero.
En abril de 1914 se ordena la invasión del puerto de Veracruz, una acción en la cual murieron más de cien mexicanos. El gobierno estadunidense optó por respaldar a Venustiano Carranza como única alternativa viable para EU frente a los movimientos de Pancho Villa y Emiliano Zapata. Permanecieron en total siete meses.
En marzo de 1916, se concreta la última intervención militar de EU en México: la “expedición punitiva” del general Pershing contra el legendario Pancho Villa, que habían atacado la población de Columbus, Nuevo México, dando muerte a quince ciudadanos norteamericanos. Al mando de 4.000 hombres, Pershing permaneció once meses en suelo mexicano tratando infructuosamente de capturar al célebre revolucionario escondido en la hermosa Sierra Tarahumara. La incursión de tropas concluyó en febrero de 1917, dos días después de que Washington rompiera relaciones con Alemania.
En enero de 1917, el gobierno alemán envió a México una propuesta en el sentido de que si EU decidía entrar en guerra contra Alemania, ésta le brindaría todo el apoyo necesario a México para que recuperase los territorios perdidos en el siglo XIX. Venustiano Carranza temeroso de represalias por EU no accedió, pero ayudó a moderar la conducta de EU en relación con los asuntos internos de México y la política nacionalista que nuestro país empezó a aplicar a partir de la Constitución de 1917.
En marzo de 1938, Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo. Nunca antes ningún país latinoamericano se había atrevido a desafiar tan abiertamente los intereses públicos y privados de los Estados Unidos. La reacción de EU y sus aliados ingleses y franceses fue enérgica; el boicot a las compras de crudo mexicano, con lo cual magistralmente Cárdenas ofrecería el petróleo a las potencias del Eje. EU no podía permitir que México se convirtiera en el principal proveedor de petróleo de sus potenciales adversarios. Fue entonces que, en noviembre de 1941, un mes antes del ataque a Pearl Harbor, la administración Roosevelt suscribió con el gobierno mexicano un “arreglo” para la disputa entre los dos países.” Existen archivos en EU de cheques otorgados al Gobierno mexicano para pagar a las empresas expropiadas incluyendo las norteamericanas, como parte de este “arreglo”; o sea que el mismo EU financió a México el pago de la Expropiación Petrolera.
Como podemos ver, nuestra política interna está “fuertemente” influenciada por el vecino país para lograrse una estabilidad financiera, política y migratoria. Todos los sexenios deben someterse a ello, quieran o no para no caer en el enojo de EU y el posterior caos interno por algún tipo de presión económica, bloqueo e inclusive invasión; lo que no sería nada nuevo.
La actual administración de AMLO, no es ajena a ello y seguramente EU le permitió ascender al poder, no apoyando económicamente a los partidos opositores con sus estrategias “maquiavélicas” de manipulación electoral que usualmente se dan en cada sexenio; a cambio seguramente de “beneficios mutuos” como las recientes aprehensiones de exfuncionarios de alto nivel que impacten la opinión pública como un éxito de la administración de Donald Trump y su beneficio electoral para lograr su cuestionada reelección y además quizás una muy inteligente y creativa estrategia bilateral de AMLO para consolidar su mandato y contrarrestar a sus adversarios políticos.
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