- El constitucionalista, miembro del El Colegio Nacional moderó la mesa La Constitución de Estados Unidos, del ciclo Diálogos constitucionales.
- Participaron los abogados Eréndira Ramos, de la Universidad de Washington, y Jorge Madrazo, miembro del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.
- El colegiado lamentó la posibilidad del regreso de Donald Trump a la presidencia, a pesar de ser sujeto de proceso.
Los “síntomas disfuncionales” que tiene actualmente el sistema constitucional estadounidense demuestran que “todo sistema constitucional exige correcciones, exige actualizaciones, exige estar revisándose y procesando los cambios necesarios que necesita la sociedad o la propia dinámica de las instituciones”, consideró el constitucionalista Diego Valadés, miembro de El Colegio Nacional.
Valadés dijo que “muchos constitucionalistas americanos entienden muy bien los problemas” que padece el sistema constitucional estadounidense, “uno de ellos, por ejemplo, Bruce Ackerman, ha señalado ya la fatiga de muchas instituciones y la necesidad de revisarlas, entre otras, al sistema electoral”.
El colegiado se refirió a un hecho “histórico” que está sucediendo en la unión americana y que podría permitir el regreso de Donald Trump a la presidencia. “Es un caso histórico, es la primera vez que se produce en estos términos en la historia constitucional de Estados Unidos, pero, sobre todo, ¿cómo un personaje que está sujeto a proceso puede mantener sus expectativas electorales? y, por otra parte, con un apoyo popular tan significativo como el que muestran los estudios demoscópicos que se llevan a cabo”.
Al cuestionamiento, Jorge Madrazo respondió que Trump “es el único presidente al que se ha hecho impeachment (proceso de destitución) en dos ocasiones; lamentablemente no hubo la mayoría necesaria, que es muy difícil de lograr, para conseguir que saliera del cargo”.
No obstante, “ahora no hay impeachment, pero hay indictments (acusaciones), y en esos indictments yo espero que culminen con resoluciones condenatorias, porque lo que está en riesgo es mucho: está en riesgo que el enunciado del Estado de Derecho en los Estados Unidos cambie. ¿Qué es el Estado de Derecho primario? Lo decimos todos: nadie está por encima de la ley. Y el riesgo es que ahora tengamos que decir en Estados Unidos, nadie está por encima de la ley, salvo Donald Trump”.
Esta situación, abundó Madrazo, integrante del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, “es gravísima para el futuro de los Estados Unidos. La única forma de limitar inmediatamente su postulación es que se hubiera acusado y resuelto el tema de la insurrección, del 6 de enero en el Capitolio, pero no vi la palabra insurrección en estos indictments, pero creo que sería la forma de que no participará en la contienda”.
Pero si todavía participa, Madrazo propuso aplicar la enmienda 25, que permite destituir al presidente: “Así, el día de la inauguración no se presenta y le toca al vicepresidente, y no se presenta porque está preso, esperemos, y entonces recaería la presidencia en el vicepresidente”.
Antes, Madrazo se refirió a la necesidad de plantear una nueva enmienda a la Constitución estadounidense. “Imagínense una Constitución de más de 230 años, con 27 enmiendas y las 10 primeras, que son el Bill of Rights (Declaración de derechos), concomitantes al proceso de su ratificación, 17 enmiendas formales, pero además una de ellas se hizo solamente para anular otra, la verdad es que podríamos hablar como de unas 16 enmiendas reales”.
Además, la Constitución fue hecha para un país de 4 millones de personas, pobre, endeudado, agrícola. “Yo pienso que no queda otro remedio más que entrarle al tema de la enmienda. Algo que me gustaría plantear es la extraordinaria polarización de las organizaciones políticas, sobre todo los partidos mayoritarios en este país. Algo que impide que Estados Unidos siga avanzando en el orden democrático y en la consolidación del Estado de derecho es que ya no se ven, los partidos políticos: republicanos y demócratas, como adversarios, ahora se ven como enemigos”.
Por tanto, “una negociación que permita echar la pregunta para adelante es profundamente difícil, a pesar de las habilidades que dijo el presidente Biden que tenía. Una de las cosas que tenemos que resolver quizás sea el bipartidismo, quizás que haya algo en medio entre el partido rojo y el partido azul pueda ser la solución a múltiples problemas, a múltiples interpretaciones que, en mi concepto, están erróneas en Estados Unidos”.
Retroceso en materia de derechos
Durante la mesa se recordó que la Constitución de Estados Unidos es la más antigua del mundo. Su versión original es un documento breve de 4 mil 400 palabras, lo que la vuelve más concisa que cualquier otra constitución escrita. Con sólo siete artículos, estableció un marco para un gobierno nacional, asignó poderes cuidadosamente definidos entre sus ramas y entre el gobierno nacional y los gobiernos estatales preexistentes, previó la incorporación de nuevos estados e identificó un proceso para enmendar sus términos.
Redactada cuando Estados Unidos era una nación de tercer orden con 4 millones de habitantes, la Constitución ahora sirve como un venerado punto de referencia para la principal potencia económica y militar del mundo, con una población de 350 millones de ciudadanos provenientes de todos los rincones del globo.
No obstante, refirió la jurista Eréndira Ramos, especialista en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Estados Unidos está completamente ausente en el concierto mundial sobre la garantía de los derechos humanos. “Parte de la discusión que se tiene en este momento, interesantemente en el mundo académico y en otros espacios, es que precisamente por el retroceso tan grave que está teniendo en materia de derechos la Suprema Corte, ahora Estados Unidos está absolutamente evidenciado con su ausencia en el concierto del derecho internacional de los derechos humanos”.
Como lo sabemos, “en el caso latinoamericano, europeo y africano, tenemos una instancia internacional que después de las decisiones de las Cortes Supremas, en nuestros países, podemos tener alguna esperanza con un tribunal internacional que pueda resolver asuntos de derechos humanos. Y justo Estados Unidos ahora está en la mira”.
“Estados Unidos ha decidido políticamente no ser parte de los grandes tratados de protección a los derechos humanos, por decisiones tanto económicas y políticas. Ahora mismo es más claro que nunca que si bien es cierto no es parte de la cultura de Estados Unidos hablar de derechos humanos, que incluso decir la palabra derechos humanos para ellos suena como algo extranjero, ellos se entienden más con el término derechos civiles, es bastante interesante entender y comprender cómo funciona esto y regresar a la discusión y que ahora, políticamente Estados Unidos, considere estar dentro del concierto internacional en materia de derechos humanos”, sostuvo.
La situación, sin embargo, es “complejísima a nivel político, los dos partidos ahora se ven como enemigos, pero, desde la base social, el grassroots (movimiento de base) está teniendo una fuerza muy poderosa que está impulsando una presión bastante importante a nivel político al interior de este país para conceder esa posibilidad. Sería muy interesante, bastante histórico, totalmente distinto a lo que estamos acostumbrados en nuestro constitucionalismo latinoamericano”, resaltó Eréndira Ramos.
La mesa “La Constitución de Estados Unidos”, desarrollada como parte del ciclo Diálogos constitucionales, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.
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