Inicio POLÍTICA Foro Nacional T-MEC: un balance a tres años de su implementación

Foro Nacional T-MEC: un balance a tres años de su implementación

282

Fabiola Jezabel Flores Nava, académica de la FE de la UNAM, apuntó que a 29 años de su implementación, el TLCAN, hoy T-MEC, ha formalizado un proceso que lleva más de 42 años gestándose: la desaparición de las bases técnico productivas de los estados nación latinoamericanos.

Desde la implementación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) hace 29 años, hoy Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) el crecimiento del sector agrícola ha sido nulo, además ha venido a formalizar un proceso que lleva más de 42 años gestándose: la desaparición de las bases técnico productivas de los estados nación latinoamericanos, además de que promueve una apertura de mercado sobre las inversiones en el sector energético.

Consideraron lo anterior, académicos que participaron en la mesa 11, denominada, Medio Ambiente, como parte del Foro Nacional T-MEC: un balance a tres años de su implementación, organizado por la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

Fabiola Jezabel Flores Nava, académica de la FE de la UNAM, apuntó que a 29 años de su implementación, el TLCAN, hoy T-MEC, viene a formalizar un proceso que lleva más de 42 años gestándose, es decir la desaparición de las bases técnico productivas de los estados nación latinoamericanos, a tal punto que se convirtieron fundamentalmente en estados subastadores de su naturaleza y de su fuerza de trabajo.

Es decir, todo el proceso de despojo que comenzó a procesarse en México desde principios de la década de 1980, solo ha servido para fortalecer el escenario político relativo a la industria minera en el país ya que favorece a empresas privadas, nacionales y extranjeras, y por ello cuando por fin comenzó a operar, la actividad resultó beneficiada fundamentalmente en tres principios, indicó.

El primero de ellos tiene que ver con la eliminación de los aranceles en la industria minera, una vez que se aprobó el TLC las empresas, después de 5 años de operación, podían exportar –sin avisar ni pedir permiso al estado mexicano– hacia Estados Unidos y Canadá. En segundo término, el principio de nación favorecida, es decir, tendrán preferencia para la inversión extranjera directa en los tres socios comerciales. Finalmente, un tercer principio implica que cualquier modificación constitucional realizada después de la firma del TLC, en términos nacionales, debe respetar necesariamente las normatividades internacionales.

“Viene la controversia internacional, uno de los acuerdos es que la definición de estos temas en términos de tratados internacionales se realizan por los tres países, pero 70 por ciento de las industrias en México son canadienses y estadounidenses, por lo que está pendiente la posibilidad del país para luchar para que se respete esta ley, puesto que las propias empresas pueden demandar al gobierno mexicano por no respetar los acuerdos y exigir compensaciones monetarias por las posibles afectaciones que tengan por la reforma a la ley minera.

El panorama es complicado, la renegociación del T-MEC en el rubro de la minería no cambió, por el contrario, se reforzó el mismo camino y está pendiente cómo se negociará en términos internacionales la nueva ley y los daños que ha generado la industria extractiva minera en México.

Por su parte, Vania del Carmen López Toache, profesora investigadora de la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, señaló que la firma del TLCAN implicó la integración subordinada y dependiente de la economía mexicana hacia las economías de Estados Unidos y Canadá.

Dijo que con las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica de 2013,3 el sistema eléctrico mexicano implicó que, por un lado, quedaran abiertas a la competencia la generación, suministro y comercialización, mientas que la transmisión y distribución quedaron reservadas al Estado, aunque se permite la participación privada a través de esquemas de alianzas público-privadas. Esa reforma abrió y creó un mercado eléctrico mayorista con el supuesto objetivo de proveer energía a precios competitivos para que todos los usuarios pudieran beneficiarse.

A partir de las diversas reformas a las leyes mexicanas en el contexto del TLCAN, la participación privada en la generación del sector eléctrico mexicano quedó de la siguiente manera: 62 por ciento, generadores privados; 38 por ciento, solo para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a través de productores independientes, pequeños productores, autoabasto, cogeneración y permisos de generación.

Resaltó que el T-MEC sí promueve una apertura de mercado del sector energético mexicano, contrario a lo que se ha comentado, y ha reducido limitaciones impuestas por el TLCAN sobre las inversiones en ese sector. El sector público aporta por la vía de inversión en energías convencionales, en particular, gas natural y está sustituyendo a las empresas españolas en ese sentido.

Sergio Martínez Rivera, académico del Posgrado en Economía de la UNAM, señaló que hacer un balance de tres años de funcionamiento del T-MEC es complejo, “en realidad lo que tendríamos que estar haciendo es un recuento general de lo que ha sido la apertura comercial hacia el exterior, de casi cuatro décadas”.

Se celebra que este nuevo acuerdo comercial incluya un capítulo sobre el medio ambiente, el T-MEC tienen una comisión ambiental que estará revisando constantemente los acuerdos en la materia. “Observamos que a medida que se intensifica el comercio, hay una transferencia de biocapacidad, ya no solo de valor y de trabajo, materializadas en una mercancía”.

Hay un sector exportador congratulado con que se incremente la tasa de exportación de distintos productos agropecuarios, sin embargo, cuando hablamos de esta balanza agropecuaria y decimos tenemos un saldo superavitario en este contexto comercial, en realidad tenemos un déficit ecológico donde hay una transformación del suelo y del uso del agua, por ejemplo. En 2026 se revisará la redacción del T-MEC, los países socios considerarán si es pertinente su vigencia, si México tiene las condiciones ecológicas para seguir sosteniendo este modelo de comercio.

Juan Luis Hernández Pérez, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, consideró que en general, en los últimos 2 años, el desempeño económico de México en el contexto del TLCAN, fue nulo

Destacó que el T-MEC, que entró en vigor oficialmente el 1 de julio de 2020, no implica algún cambio radical en el comercio agrícola trilateral, en todo caso incorpora disposiciones complementarias para el comercio de productos agropecuarios de los tres países, la mayoría de las disposiciones originales del TLCAN permanecen en el T-MEC, por ello no hablamos de un cambio radical o innovador.

Llaman la atención las disposiciones relacionadas por la biotecnología en el T-MEC, los tres países socios, al firmar este acuerdo comercial, resaltaron la importancia de alentar la innovación agrícola y facilitar el comercio de productos de la biotecnología agrícola y la biotecnología moderna con el argumento que eso facilita el libre comercio entre los tres países.

Desde el TLCAN hasta el T-EMC, estos acuerdos comerciales han tenido un pacto nulo en el sector agrícola, generando un alto grado de importación de alimentos, solo una elite de empresarios agrícolas se ha beneficiado de este modelo, aunque también estos impactos negativos se han profundizado por la pandemia, el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, y la crisis económica mundial.

Artículo anteriorPresenta la UNAM colección La década Covid en México
Artículo siguienteMás larga que la cuaresma

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí