Creo que somos una familia bien nacionalista, como suele decirse mexicanos hasta las cachas. No podía ser menos. Un 15 de septiembre dio el grito mi hija Magdalena, la segunda en la tradicional sucesión familiar. No fue simplemente un grito, fue su primer grito porque en esa fecha nació. Un día después, en brazos de su siempre adorada madre con igual nombre, cruzó la valla militar para llegar a su casa. Con espíritu de servicio estudio las ciencias del campo. Hoy produce alimentos limpios de químicos, los empaca y vende creo que bajo la etiqueta de Terrantia. Ella en la Sierra Norte poblana y yo en la capital, geográficamente nos separan varias horas de viaje, pero Malenita sabe que estoy a su lado, siempre. Felicidades a tan hermosa prenda, a una mujercita que honra a su madre, ambas hermosas, inteligentes, creativas y trabajadoras… |
Periodista antediluviano, corresponsal en el exterior y reportero en méxico.