HELENA: Anoche me acosté con la noticia de que habían llegado a la Facultad de Ciencias Políticas y sociales, varios camiones procedentes de Michoacán con estudiantes normalistas y maestros de esa entidad. Más tarde tuve una pesadilla.
NARRO la pesadilla: Que los jóvenes –hombres y mujeres-, encabezados por el famoso Mosh, aquel que puso de cabeza a la UNAM en el 2000 y hoy es maestro en Michoacán, forma parte de la CNTE y está afiliado a MORENA, entraron al plantel a las 7 de la mañana, para esconderse en las aulas y luego formar un grupo de choque que, primero, reforzará a las chicas “separatistas” que desde hace un mes tienen tomada la Facultad, para impedir el desalojo de las instalaciones, y, segundo, no salirse de ahí en mucho tiempo, como ocurrió en el auditorio “Justo Sierra”, hoy “Ché Guevara”, de la Facultad de Filosofía, que aún sigue tomado después de 20 años.
Que eso sucedería en todos los planteles que fueron secuestrados por anarkos y porros, para hacerlos territorio de la CNTE y demás golpeadores.
Que el objetivo era en el fondo hacer un verdadero desmadre para justificar la entrada de la fuerza armada, a fin de “poner orden”, y sacar a GRAUE de la Rectoría por su incapacidad para resolver el problema. Que en lugar de GRAUE se imponía nuevo rector, o no me acuerdo bien de la pesadilla si era rectora. La cosa es que GRAUE se iba.
Que la Cámara de Diputados daba entrada y finalmente aprobaba la iniciativa de MIGUEL ÁNGEL JÁUREGUI MONTES DE OCA, para reformar la Ley Orgánica de la UNAM; merced a ella se acabaría el examen de admisión, se cambiaría a toda la Junta de Gobierno para eliminar la elección interna de Rector por una “elección democrática”, digamos “universal” donde maestros, estudiantes y personal administrativo digan mediante el voto a quiénes quieren en la Rectoría y en las direcciones de las facultades e institutos de investigación.
Horrible pesadilla, en la que los morenistas, petistas y chairos se disputaban como hienas los pedazos que quedaban de la UNAM y se peleaban la Rectoría. Los FERNÁNDEZ NOROÑA y los RAMIREZ CUÉLLAR hacían campaña ofreciendo el oro y el moro.
Desperté sobresaltado cuando ROS me sacudió suavemente para preguntarme si estaba bien. Por la mañana volví a la realidad, la llamada de una alumna (“profesor, ¿sabe cuándo vamos a volver a clases?” –“no sé”. “Vengo de la Facultad y la situación se está poniendo muy fea”) me hizo pensar que entre las pesadillas y la realidad hay fronteras intangibles.
GRAUE le respondió como debía al diputado JÁUREGUI (su “iniciativa” fue publicada por la Gaceta Parlamentaria, año XXIII, número 5460-V, del 18 de febrero de 2020), pero, lamentablemente, lo han dejado solo. En apariencia lo apoya AMLO, pero el presidente quedó de revelar de quién es la “mano negra” que mueve la cuna de los paros e intentonas de desestabilización, pero no lo ha hecho.
La autonomía de la UNAM –que en julio del año pasado cumplió 90 años de haberse alcanzado- es producto de luchas históricas de académicos, estudiantes, artistas, intelectuales y sociedad en general para que la Casa de Estudios sea una cuna de la inteligencia, la ciencia y la cultura, trinchera de la libertad de cátedra, sin intromisiones ideológicas o credos religiosos; que aliente la alta investigación y administre los recursos que el Estado le provee sin someterse a factores gubernamentales externos que limiten la capacidad de creación y la libertad de pensamiento. La UNAM está catalogada como la mejor universidad de México y una de las 20 mejores en el mundo.
Sin embargo, a lo largo de su historia la autonomía de la UNAM ha sufrido embates y hasta arteros golpes destinados a acabarla. La UNAM ha tenido luchas estudiantiles que han degenerado en paros y huelgas. Las más destacadas son las de 1929, 1956, 1958, 1966, 1968, 1971, 1987, 1999-2000 y el movimiento #Yosoy132 de 2012. Se recuerda la entrada de la policía a la UNAM en febrero de 2000.
NO SÉ POR QUÉ se ha intentado bajar el nivel de la UNAM, cuando México se enorgullece de tener una institución de tan alta calidad educativa. Los paros y la tal iniciativa socavan esa calidad, el prestigio y la propia autonomía.
Eliminar el examen de admisión a la UNAM es permitir la entrada de todo tipo de estudiantes, de manera especial a los “reventados” de otras instituciones de educación superior. Que el rector y directores sean elegidos por la comunidad fue un experimento puesto en práctica en las universidades de Guerrero, Oaxaca y Puebla que resultó un verdadero desastre, porque terminó en una ola de grillos ambiciosos de poder.
La comunidad universitaria se siente ofendida por propuestas como la de JÁUREGUI y el que fuerzas extrañas a la UNAM quieran desestabilizarla.
En su respuesta al diputado JÁUREGUI, el Rector GRAUE mostró su sorpresa e indignación, y dijo: ”mi rechazo absoluto a ese intento de intromisión en la vida universitaria, en donde a espalda de las y los universitarios se pretende incidir en la normatividad que nos rige y que nos hemos autoimpuesto a lo largo de muchos años”. Se trata, opinó, de “desestabilizar la vida universitaria…”
También hoy, en la inauguración de la Feria del Libro de Minería, la señora SHEINBAUM afirmó su convicción por su “respeto absoluto a la autonomía”, sentenciando que “si alguien quiere o desea cambiar la ley orgánica o estatuto será solamente por los mismos universitarios”.
Haciendo un poco de historia: En 1919 un movimiento estudiantil propone y logra que el presidente PORTES GIL otorgue el carácter de autónoma a la Universidad. Esta primera autonomía era muy limitada, pues en el Consejo Universitario había un representante del Gobierno federal, los acuerdos del Consejo Universitario podían ser vetados por el propio gobierno y el Rector era designado por el Presidente de la República. En 1933 se expide una nueva ley con características marcadamente asambleístas, y en 1944 el presidente MANUEL AVILA CAMACHO convocó a un grupo selecto de universitarios encabezados por ANTONIO CASO y EDUARDO GARCÍA MAYNEZ para analizar la situación de la Universidad y les solicita elaborar un proyecto de Iniciativa de Ley que se convertiría en la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México. Mandato que nos rige hasta estos días.
Quince años como académico de la FCPyS-UNAM.
Premio Nacional de Comunicación 2015 «José Pagés Llergo», capítulo «Cátedra en Periodismo»