La vida científica de Inga Fischer-Hjalmars estuvo siempre guiada por una curiosidad insaciable pero comenzó condicionada por un detalle mucho más mundano: hija de una familia sin muchos recursos económicos, buscó los estudios científicos más cortos posibles para empezar a trabajar cuanto antes.
Así, nacida el 16 de enero de 1918 en Estocolmo, en 1939 obtenía su título en Farmacia, que por entonces duraba dos años. De ahí no tardaría en pasar a otras especialidades que conforman una carrera verdaderamente multidisciplinar. Le espoleaban las ganas de “saber lo que pasa realmente dentro de una molécula” y acceder así al conocimiento más básico sobre la materia y la naturaleza.
De la Farmacia a la química teórica
Como decimos, pronto la farmacia y la bioquímica se le quedaron cortas: en 1944 obtuvo un máster en matemáticas, química y física, en 1949 otro título en mecánica y un año después en química. La combinación de sus conocimientos de farmacia y química la llevaron a participar en el descubrimiento de la xilocaína, un analgésico local también conocido como lidocaína.
Durante este periodo, durante un año y medio, trabajó como asistente de Ulf von Euler, médico y farmacéutico ganador del Nobel en Fisiología o Medicina en 1907 por su trabajo sobre los intercambios químicos en las terminaciones nerviosas.
En aquella época no se podían obtener becas o fondos solo por estudiar, así que todo el que no tenía padres ricos tenía que ganar dinero.
Inga Fischer-Hjalmars en [1]
Laboratorio de xilocaína. De izquierda a derecha: Lars Erik Tammelin, Göte Östlund, Nils Löfgren,
Lars Ehrenberg, Gunnar Widmark, Bengt Lundquist, Inga Fischer, Gunnar Molander, y Elis Sundström.
Fotografía: Astra-Zeneca. Extraída de [4].
En 1947, en colaboración con Charles Coulson, reputado químico teórico de la Universidad de Oxford, publicó un artículo sobre cómo describir la disociación de un enlace químico, que fue de gran repercusión para el avance de este campo científico.
“Si una mujer puede, por qué no las demás”
Con la intención de conocer a fondo el comportamiento de estas moléculas comenzó a estudiar física teórica, y terminó doctorándose en la Universidad de Estocolmo en 1952. En 1963 sustituyó a su director de tesis, Oskar Klein, como profesor de física teórica de la universidad, convirtiéndose así en la primera mujer en ocupar este puesto en Suecia. Con el tiempo, fue teniendo cada vez más alumnas:
Parece que se dieron cuenta de que si una mujer podía hacerlo, por qué no las demás.
Inga Fischer-Hjalmars en [1]
Fischer-Hjalmars fue una de los dos pioneros de la química teórica en ese país. El profesor Per-Olov Löwdin, que era el otro, estaba más orientado a las matemáticas y la física, mientras que ella, debido a su formación previa en farmacia, dirigió sus esfuerzos a métodos que pudiesen emplearse en química orgánica y en bioquímica.
En general, dedicó gran parte de su carrera a utilizar la mecánica cuántica para responder cuestiones y problemas de la química teórica, desvelando así los secretos del comportamiento básico de las moléculas que conforman la materia. De hecho, el desarrollo de la química teórica en su país se debe en gran parte a su labor científica, ya que era una disciplina que apenas comenzaba a despuntar cuando ella inició su carrera.
Reconocimiento y activismo… pero no un Nobel
Stig Hjalmars and Inga Fischer-Hjalmar (1952).
Imagen extraída de [4].
Su trabajo fue reconocido a nivel nacional y en 1978 pasó a formar parte de la Real Academia de las Ciencias de Suecia, así como de la Real Academia Danesa de Ciencias y Letras. También obtuvo reconocimiento internacional al pasar a formar parte de la International Academy of Quantum Molecular Science.
Además, Inga Fischer-Hjalmars desarrolló una intensa vida activista defendiendo las causas en las que creía. Fue entre otras cosas presidenta del Comité Permanente del Consejo Internacional de Uniones Científicas sobre Libre Circulación de Científicos, una organización que defendía el libre trabajo y movimiento de los científicos disidentes y judíos que vivían dentro de la Unión Soviética y que vieron gravemente limitada o impedida su tarea bajo ese régimen. Por esta labor fue recompensada con el Premio de los Derechos Humanos de los Científicos, concedido por la Academia de Ciencias de Nueva York.
Fischer-Hjalmars falleció en 2008. A pesar de sus avances en campos tan complejos y tan inexplorados, y de haber nacido y trabajado en Suecia, la cuna del Nobel, nunca ganó uno, pero eso no pareció importarle demasiado:
Nunca pensé en ello. Me di cuenta de que no trabajaba en un área que encajase en ninguna categoría de los Nobel. Y tampoco me parecía tan interesante, interesante es poder dar algunos pequeños pasos que hagan avanzar las cosas.
Inga Fischer-Hjalmars en [1]
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