Santiago de León
La vida ya no me sabe,
se ha vuelto insípida y hueca,
como el eco de una ola
que al romper, se queda seca.
Los días pasan, en silencio
sin dejar rastro ni huella
como sombras en la niebla,
como un vuelo sin estrellas.
No hay emoción en el aire
ni el sol pinta el horizonte,
el tiempo se desmorona
sin rumbo, sin nombre, sin monte.
Es un murmullo apagado
es la brisa sin aliento,
es un sendero olvidado
sin destino ni lamento.
¿Qué color tiene la vida
cuando pierde su fulgor?
¿Dónde guardo las sonrisas
si ya no hallan su sabor?
Que en esta calma infinita
vuelva el brillo a florecer
y que en sus notas perdidas
la vida me vuelva a saber.
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