Los hechos hablan por sí solos, la gente ya está cansada de soportar la brutalidad policiaca, no nada más en México sino en todo el mundo, donde los elementos policiacos escudados en el uniforme y la placa golpean y pisotean a los ciudadanos en ocasiones hasta quitarles la vida.
Este lunes en Xalapa, un nutrido grupo de manifestantes salieron a las calles a exigir justicia por la muerte de un joven serigrafista de 33 años de nombre Carlos Andrés Navarro, quien fuera detenido por la policía por escandalizar en la vía pública en su colonia. El joven fue detenido y recluido en los separos del cuartel de San José, donde posteriormente murió a causa de los golpes que le dieron los policías, que declararon que supuestamente habría muerto a causa de un paro cardiaco, cuando según los familiares de la víctima era un joven sano.
Los manifestantes que salieron a las calles, como siempre sucede, se excedieron en sus acciones al romper vidrios en bancos y comercios, incluso en las oficinas del Diario de Xalapa. Sin embargo, esto es producto del hartazgo.
Anteriormente fue en Jalisco, donde el albañil de 30 años Giovani López fue asesinado por elementos de la policía municipal, luego de ser detenido por no llevar la mascarilla para protegerse del Covid-19. Este joven fue muerto a golpes y con un disparo en la pierna.
Luego vendrían las manifestaciones en las calles de Guadalajara, protestando contra el abuso policial y en la Ciudad de México, donde el pasado viernes Melanie, una adolescente de tan solo 16 años, fue agredida por elementos de la policía capitalina y pateada innecesariamente durante una manifestación en contra del abuso policial.
Pero la brutalidad policiaca no nada más se está dando en México, sino también en países como Estados Unidos y Francia, como han dado cuenta los medios de comunicación esta semana en que se han soltado las protestas multitudinarias por la muerte de George Floyd en Mineápolis; por cierto durante una de estas protestas un hombre de 75 años fue empujado violentamente por un policía de Buffalo provocándole una fuerte hemorragia en la parte occipital, sin que ninguno de los demás elementos se detuviera a auxiliarlo.
Las protestas contra el abuso policial se han extendido a Paris, Londres, Berlín, Múnich, Dublín, Burdeos, La Haya, Lille, Marsella y Lyon, donde la bandera es la muerte de un joven francés de origen africano, Adama Traoré, que fue muerto a golpes en el 2016, sin que se haya hecho justicia.
La gente exige justicia en nombre de las víctimas de los elementos policiacos y la población en general pide un alto a la brutalidad policiaca, que se está dando en distintos países, pero especialmente en México donde no es la primera vez que jóvenes mueren a manos de los elementos policiacos, que actúan con impunidad y con exceso de fuerza, sin respetar los derechos humanos de los ciudadanos y sin medir las consecuencias de los abusos que cometen en contra de los detenidos.
Es tiempo ya de poner un hasta aquí a la brutalidad policiaca y de hacer entender a los policías que están para proteger a la ciudadanía, no para matarla, que su preparación es para someter a los delincuentes y llevarlos ante la autoridad ministerial, no para hacer justicia con el tolete, la rodilla o el arma de fuego.
¡Alto a la brutalidad policiaca!
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.