Nunca como ahora es tan valiosa la presencia de una madre en la familia. Sea
madre casada o madre soltera, ella es el pilar y el cimiento que sostiene la
estructura familiar.
Sin duda alguna es el timón de este barco que requiere ser orientado por alguien
con sentido de común, que entiende perfectamente hacia dónde van los vientos,
con un sexto sentido que todo lo detecta y que alerta a sus hijos sobre los riesgos
que acechan en las calles, en las escuelas, en los centros de diversión y hasta en
su propia casa.
No hay mejor consejo que el de una madre, que trata de dar su opinión con el
único interés de ver bien a sus hijos, de que nadie los sorprenda, para que ellos
tomen la decisión más acertada sea en la carrera que van a cursar, en su
desempeño en el trabajo o en los negocios. El clásico “te lo dije” de una madre es
el remate de una decisión mal tomada por no escuchar su consejo.
Cuando alguno de sus hijos se está yendo por el camino equivocado, las madres
siempre tienen la suspicacia para descubrir que algo no anda bien o que alguna
falsa amistad no les conviene.
Sin ser médico o enfermera las madres tienen un ojo clínico excepcional, pues con
solo ver el semblante de sus hijos detectan si les aqueja alguna enfermedad o si
les duele algo. Los remedios caseros no se hacen esperar, aun cuando se queden
ahí en la mesa o en el buró, hasta que un médico titulado se los prescribe.
Las madres también saben cuándo un hijo o hija no la está pasando bien, siempre
buscan la manera de tomar de cualquier escondite secreto ese guardadito que sin
condición alguna aportan para sacarlos del apuro y destrabar sus problemas
económicos. Un hijo siempre será una responsabilidad para su madre, que
cuantas veces sea necesario estará presta a tenderles la mano para brindarles
apoyo.
El corazón de una madre siempre estará latiendo por sus hijos y las puertas de su
hogar estarán abiertas permanentemente, para recibirlos de regreso cada vez que
necesiten un techo o un sitio donde refugiarse mientras pasa la tormenta.
Por eso nadie más que una madre sabe lo que significa perder un hijo, sentir ese
dolor que causa cualquier tipo de muerte. Lo mismo sucede cuando un hijo
desaparece y se desconoce su paradero. No hay lágrimas que calmen ese dolor ni
esperanza que muera hasta no encontrarlo.
LA FILOSOFÍA DE MAMÁ
La madre es el corazón de la familia, es la alegría y es el dolor, es la disciplina y
es la compasión, es la maestra y es la experiencia, es el valor y es la razón. Por
eso nuestra vida está nutrida de una filosofía tan simple, pero a la vez tan
profunda reunida en frases que se han venido heredando y pasando de boca en
boca, en el transcurrir de los tiempos y en todos los idiomas. La frase que yo más
recuerdo de mi madre es, cuando ella pensaba que le estaba mintiendo: “cuando
tú vas yo ya vengo”. Casi siempre tenía la razón.
Las frases de una madre siempre están llenas de humor, de sarcasmo, de ironía,
pero también de disciplina y de enseñanza, por eso dicen que madre solo hay una.
Aquí va una lista de 10 frases que a muchos nos harán recordar a nuestra madre y
tal vez nos identifiquemos con alguna otra que nos haga reír con solo imaginarla
en su voz:
- ¿Y si lo encuentro qué te hago?
- ¿Tú crees que nací ayer?
- Esta casa no es hotel.
- ¿Crees que me chupo el dedo?
- Te voy a lavar la boca con jabón.
- No se dice qué, se dice mande.
- Me vas a sacar canas verdes.
- Un día me vas a matar de un coraje.
- ¿Crees que soy tu sirvienta?
- Ya tendrás a tus hijos.
Cuánta razón y cuánta educación guardan sus regaños. ¿Cuál es la frase que te
recuerda los regaños de mamá?
¡Feliz día de las madres! Estén donde estén.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.