Revelará si hay patrones sedentarios y de mala alimentación.
A pesar de las estrategias para prevenirlos, la obesidad y el sobrepeso han alcanzado niveles récord en México debido, en buena medida, a que no se han explorado suficientemente como un problema complejo: multifactorial, de largo plazo y producto de múltiples conductas poco saludables que se acumulan a lo largo del tiempo.
Estudiar la obesidad como un problema complejo implica entender que ninguna causa se encuentra aislada y que el comportamiento que la propicia, o la previene, está atravesado por múltiples variables que se relacionan entre sí: desde la forma en la que percibimos al mundo y a nosotros mismos, hasta nuestro sistema de creencias o el contexto en el que nos desenvolvemos.
Tomando esta mirada sobre la obesidad, un grupo interdisciplinario de especialistas del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM y otras instituciones han desarrollado Conductome.
“Conductome es un proyecto interdisciplinario que pretende reconocer y analizar todos los factores que influyen en las conductas relacionadas con la obesidad en la población de adultos jóvenes, tomando en cuenta esta perspectiva multifactorial y analizando las relaciones causales entre estos factores”, dice Christopher Stephens, quien es líder del proyecto.
Por ejemplo, “la percepción del mundo y de sí mismo puede derivar en que una persona no perciba sus kilos extra y, en consecuencia, no vea necesario activarse para bajar de peso”, explica Christopher Stephens, investigador asociado del C3 y el Instituto de Ciencias Nucleares, ambos de la Universidad Nacional.
No se trata solamente de un tema de estética, sino de explorar la forma en la que las decisiones individuales se acumulan a lo largo del tiempo, se convierten en hábitos poco saludables y estos, a su vez, en mayor riesgo de enfermedades. “Eso es lo novedoso de Conductome –explica Stephens– que nos ayuda a comprender las relaciones que hay entre todos los factores que determinan esas conductas y, con ello, prevenir hábitos que a la larga nos enfermen”.
Las estadísticas de obesidad y sobrepeso en México exigen nuevas miradas desde la ciencia. Según la encuesta realizada por la Secretaría de Salud (ENSANUT, 2020), la prevalencia del sobrepeso junto con la obesidad en niños alcanzó 39 por ciento, en adolescentes 44 por ciento y adultos 74 por ciento. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hay evidencia de que el problema está asociado con múltiples enfermedades, como diabetes tipo 2, cáncer de mama y de colon, problemas respiratorios, presión arterial alta, colesterol total y triglicéridos altos.
Conductome, patrocinado por el PAPIIT-Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM, la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México y Microsoft Academic, toma su nombre de conceptos de la genética como genoma o proteoma, refiriéndose a una perspectiva “ómica” – es decir holística, y que, en este caso, sirve para explicar cómo es que todos los factores que propician la obesidad están conectados.
Es una decisión
Actualmente, el proyecto se centra en estudiar la conducta de los jóvenes estudiantes de diversas universidades y dependencias de la UNAM. “Este grupo es sumamente importante ya que entre las edades de 20 y 30, típicamente ocurre el mayor aumento de peso. Además, las conductas que aprendemos y ejercemos como jóvenes sirven para toda la vida”, indica Stephens.
El objetivo del grupo interdisciplinario es sensibilizar a los jóvenes de que cada una de sus decisiones puede parecer aislada, pero las miles de decisiones que toman cada día forman hábitos, y éstos tienen consecuencias a largo plazo.
“La tendencia humana se inclina a adquirir hábitos poco saludables; en contraste, desarrollar hábitos sanos, como hacer ejercicio, típicamente nos cuesta mucho más trabajo. Los universitarios todavía se encuentran en la etapa de vida en la que muchos pueden prevenir la obesidad. Y sabemos que es más fácil prevenirla que revertirla”, aseveró el especialista.
Aunque el enfoque está en los estudiantes, desde 2014 colaboradores de Conductome han colectado datos de más de tres mil investigadores y trabajadores universitarios, lo que permite realizar comparaciones entre diversos grupos socioeconómicos y de diferentes niveles de escolaridad.
“Pudimos ver que la prevalencia de la obesidad es menor en el grupo con el nivel educativo mayor, si a eso agregamos el nivel socioeconómico más alto, la prevalencia de obesidad es todavía más baja”. Esto quiere decir que las personas con mayor ingreso y educación suelen ser menos obesas que quienes tienen menor ingreso y grado educativo.
“Claramente no podemos modificar nuestro nivel socioeconómico o escolaridad de un día a otro, pero estas comparaciones nos sirven para entender las conductas saludables y no saludables en cada grupo”, comenta Stephens.
El objetivo de los investigadores es construir una base de datos que permita identificar las razones detrás de las conductas nocivas, construir modelos explicativos y difundir esta información entre investigadores, participantes y público general. Para ello, buscan atraer a más jóvenes universitarios para que se sumen al proyecto.
Hasta el momento, han participado en la iniciativa más de 600 estudiantes de entre 18 y 25 años de la Universidad Nacional, de las facultades de Medicina, Psicología y de Estudios Superiores Zaragoza, así como de la Universidad Iberoamericana. En total, sumando la información de investigadores, el equipo de Conductome cuenta con datos de casi cuatro mil personas y comunicará sus resultados más importantes a lo largo de 2022.
Puede consultarse más sobre el proyecto en http://conductome.unam.mx
La tendencia humana se inclina a adquirir hábitos poco saludables; en contraste, desarrollar hábitos sanos, como hacer ejercicio, típicamente nos cuesta mucho más trabajo”
Christopher Stephens | C3 e Instituto de Ciencias Nucleares