Es injusto que se excluya de algunos beneficios sociales a las madres que se preocupan por sacar adelante a su familia y pierdan la oportunidad de trabajar, de estudiar y superarse; y aquellas que se esfuerzan por obtener un ingreso extra, pierdan la oportunidad de mejorar su calidad de vida. La corrupción siempre ha existido y no se acabará de un día para otro con medidas que afectan a quienes buscan tener acceso a una fuente de empleo sin descuidar a los niños.
Esto viene a colación a raíz de que por mandato del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se ha recortado el presupuesto asignado a las estancias infantiles; sin embargo, afirmó que no se va a desproteger a ninguno de los 300 mil menores inscritos. En conferencia matutina dijo “Por eso tomo la decisión de entregarles a los papás de los niños el apoyo. Se les va a entregar mil 600 pesos cada dos meses por niño y esa familia decidirá si quiere entregarle esos recursos a los de las estancias”.
Por otro lado, el titular de Hacienda, Carlos Urzúa, indicó que los abuelos son lo mejor para cuidar a los nietos y hasta podrían recibir un salario por hacerlo. Se pasó de lanza don Carlos, quien seguramente no sabe lo que significa cuidar a un niño y mucho menos sabe que los abuelos aún trabajan y los jubilados lo que necesitan es descansar y que alguien los cuide a ellos también.
Mis queridos lectores sacando la calculadora, los expertos comentan que las familias mexicanas gastan 17 mil pesos anuales en pañales, hasta los tres años de vida de sus hijos. A la semana son $354 pesos de gasto en puro pañal, sin contar la leche, toallitas húmedas, medicamentos, etc. Es decir, si las madres que ocupan las estancias infantiles trabajan para cubrir sus necesidades, como la higiene de sus hijos, ya no podrán hacerlo, porque no habrá quien esté al cuidado de los menores. Cabe recalcar que no todas las familias cuentan con alguien que les ayude a cuidar a sus hijos, ni mucho menos tienen la capacidad para poder pagar lo triple que pagaban anteriormente.
Por esa razón se abrieron las estancias infantiles debido a que en el 2004 la encuesta nacional de empleo marcaba que sólo el 35% de la población femenina tenía un trabajo, con acceso a los servicios de seguridad social que incluye el uso de guarderías, mientras que las operadas por particulares, no siempre están al alcance de todas las familias.
Con estas cifras nos damos cuenta de que, para alimentar, cuidar y cubrir las necesidades básicas de cada infante, se necesita más que los 200 pesos que el gobierno federal pretende dar como apoyo al quitar las estancias infantiles. Además de que nadie asegura que todos los padres lo invertirán en el bienestar de sus hijos.
En Veracruz funcionan 580 estancias infantiles, que además de resolver un problema son una fuente de empleo para los veracruzanos; sin embargo, con el recorte presupuestal ordenado, muchas de las estancias han tenido la necesidad de despedir a sus trabajadores, causando desempleo en la región.
Es injusto para los niños que les quiten la oportunidad de aprender desde pequeños, porque no solo se trata de cuidarlos, sino también de enseñarles inglés, sembrarles valores e inculcarles la importancia de la convivencia con otros niños y aún más es muy injusto para las madres que trabajan, que estudian, que se preocupan por sacar adelante a sus hijos, que pagan por un servicio que es necesario en su día a día, pero sobre todo que antes era accesible.
No me parece justo que se implementen programas sociales de apoyo económico para beneficiar a jóvenes que no estudian o que no trabajan, para los que eran huachicoleros y se dedican a robar, mientras que a los niños que no roban, que son el futuro de nuestro país, se le niegue el acceso a la educación temprana.
¿Cuál es la intención de esta medida? ¿De qué se trata? ¿De acabar con la corrupción o de aniquilar el empleo? Alguien que nos explique la lógica de esta absurda decisión.
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