Por Antonio Morales*, Ciencia UNAM-DGDC
Cada vez más personas desean una relación basada en el respeto y el equilibrio emocional.
Por décadas las generaciones se educaron con una idea de cómo debe ser su papel en una relación sexo afectiva, la mayoría basada en el “amor romántico”, esa creencia de que existe un amor ideal.
Sin embargo, hoy en día las relaciones van mucho más allá de esa ideología, las personas buscan algo más, desean consolidar una relación en torno al respeto, equilibrio emocional y cuidado mutuo que refuercen los vínculos afectivos.
Las parejas del siglo XXI prefieren la responsabilidad afectiva, la cual propone generar vínculos diferentes y más auténticos.
De acuerdo con especialistas, la responsabilidad afectiva no solo es un término utilizado en las relaciones afectivas, también está relacionado a cualquier vínculo sentimental como relaciones familiares, amistosas o laborales.
Esta forma de convivencia promueve la prudencia y la reflexión sobre cómo relacionamos mejor de manera íntima con otras personas, haciéndonos cargo de nuestros actos y sentimientos, así como del impacto de éstos en los demás.
La naturaleza de la responsabilidad afectiva, entonces, busca proteger al otro, no para eludir continuamente el sufrimiento, sino para evitar un sufrimiento innecesario.
Desde el punto de vista de las relaciones sexo afectivas, es una propuesta que se ha planteado desde diferentes movimientos y teorías que tienen que ver con el proceso de transformación de la sociedad debido a la disconformidad con los cánones de los vínculos afectivos tradicionales.
Esta postura plantea una alternativa/ruptura de los roles tradicionales de género, es decir, rompe el estereotipo de la tradición patriarcal en la que se coloca la relación romántica de pareja como el centro del amor romántico, para dar relevancia a la diversidad sexual, la perspectiva de género y los nuevos tipos de relaciones entre los seres humanos.
¿Superar el amor romántico?
“El amor romántico es una serie de códigos aprendidos y reflejados en estereotipos en todos los medios de comunicación, asumiendo que dichos códigos representan los afectos, como el término caballerosidad. Éste da un sentido de sacrificio entre las partes de una relación como muestra de amor, ya que es un rol aprendido y afianzado cultural, social e históricamente, basado en la desigualdad, violencia, imposiciones y represiones en función de los roles de género en una relación”.
Comentó Érika Romo Romo, licenciada en Pedagogía por la UNAM, durante la plática “Personas arrománticas y responsabilidad efectiva” organizada por la Comisión de Equidad de Género de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Personas arrománticas y responsabilidad afectiva
La idea del amor romántico y del romanticismo nació en Occidente. Este comportamiento ha predominado desde hace siglos a través de la literatura, la radio, la televisión y todos los medios de comunicaciones.
“En el contexto en el que nos encontramos actualmente es de vital importancia poder resignificar las palabras, ya que un término fácil de pronunciar como lo es “amor” se queda corto en comparación con el amplio significado que tiene dependiendo del contexto en el cual se enmarque”, concluyó Georgina Romero Gaeta, licenciada y maestra en Filosofía por la UNAM.
La resignificación del amor
Los estereotipos que se han replicado han contribuido a la representación de la forma ideal de una relación sexo afectiva.
Actualmente al resignificar el amor y los papeles que las personas involucradas tienen en una relación, se crea un proceso en el cual la comunicación es lo más importante generando un vínculo más genuino, cercano y fuerte que el que ofrece la idea de amor romántico.
Al promover esta nueva forma de relación, se contribuye a erradicar la violencia entre la pareja, uno de los grandes problemas de las sociedades.
En caso contrario, si eres víctima de irresponsabilidad afectiva, los psicólogos recomiendan trabajar la autocompasión y la autovaloración. Una mala relación prolonga el maltrato y afectará tu salud mental y emocional.
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*Becario en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia