Salinas de Gortari operó la entrega de Telmex a Slim
Fidel Castro, en la privatización, y sus tres Carlos: Marx, Salinas y Slim
JOSÉ MARTÍNEZ M.
El empresario Carlos Slim afirma que tiene prácticamente “amarrada” la extensión del Título de Concesión de Telmex por otros 30 años, al tener pre-autorizada hasta el año 2056 la explotación comercial de la telefónica que entregó en 1991 el presidente Carlos Salinas de Gortari.
En sus memorias Telmex, el imperio de la mente, Juan Antonio Pérez Simón –el principal socio de Carlos Slim– cuenta cómo el expresidente Salinas llevaba a cabo las operaciones políticas para beneficiar a sus amigos.
Escribe Pérez Simón:
“Cuba necesitaba modernizar su telefonía y para ello se puso en contacto con el Grupo Carso. Enviamos alrededor de 67 personas a evaluar cuánto se requería hacer para modernizar la empresa. Carlos Slim hizo uno o dos viajes y se entrevistó con Fidel Castro inclusive, proponiéndole las soluciones a las que habíamos llegado para resolver la situación de la telefónica cubana. Carlos Slim sentía que era un asunto fácil de resolver, sobre todo porque se contaba con una valuación técnica correcta. Le ofreció a Castro las opciones para romper el bloqueo comercial en materia de telefonía. El Banco Mexicano de Comercio Exterior le había otorgado a Cuba 300 o 400 millones de dólares de crédito.
“En ese contexto, Carlos Slim, que se encontraba en ese momento en las oficinas de Teléfonos de México, me dijo: ‘Me hablaron de la Presidencia para que acompañe al presidente a Cuba. Estoy seguro de que vamos a firmar’. Slim tomó su portafolios de Marlboro, en el que tenía guardada toda la documentación relativa al trato con Cuba, todos los antecedentes, propuestas y contratos. En el avión en el que viajaba a Cuba iba también Garza Sepúlveda, del Grupo
Monterrey. Al verlo, Slim se preguntó qué estaría haciendo allí, pues como empresario era de un nivel muy distinto al de nosotros.
“Ya en Cuba, durante la comida que se les ofreció, Carlos no se separaba de su portafolios. Fue entonces cuando Fidel Castro empezó su discurso diciendo que admiraba a tres Carlos: Marx, Salinas y Slim. Salinas no comentó nada al respecto y de pronto Castro anunció que la operación telefónica se haría con el Grupo Domo. Carlos Slim me llamó de inmediato, diciéndome: ‘Nos dieron sabadazo. Nos madrugaron’. A él lo habían llevado para fungir como ‘testigo de honor’ de la operación que se realizaría con el crédito del Bancomex. De ese modo, Carlos Salinas se deslindaba de nosotros y no le estorbaríamos el camino para concretar sus intereses”.
Slim no se podía quejar, fue el empresario que mayor beneficio recibió. De los 1,750 millones que se pagó por Concesión de Telmex, Slim se hizo dueño de Telmex con una inversión personal a través del Grupo Carso por 380 millones de dólares y hacerse del control de la empresa con el 5 por ciento del valor de las acciones.
Pérez Simón así lo cuenta:
“… La compra de Telmex no afectó los recursos financieros del Grupo, ya que el sobrecargo de Tasa Líbor más tres puntos porcentuales que debía cubrirse en un plazo de seis meses era más
gravoso para los socios internacionales, Southwestern Bell y France Telecom (quienes cubrieron entonces la totalidad de su parte, 878.8 millones de dólares que equivalían al 10.2% del capital social), que para nosotros. Si se descuenta la aportación extranjera, el Grupo había pagado poco más de 300 millones de dólares, pero se afirmaba entonces que esa suma fue aportada principalmente por los socios nacionales: Grupo Franco de Infra, los Cossío Ariño, Ángel Losada, Rómulo O’Farrill, Beatriz y Jorge Alemán, Ángel Demerutis, Antonio del Valle, Jorge Esteve, José Miguel, Carlos Abedrop y Antonio Chedraui Obeso. Por lo tanto, Carso sólo debía saldar alrededor de 380 millones de dólares y, tomando en cuenta el aumento del capital social que se había hecho en el Grupo, en ese momento Carso tenía los recursos para participar y ganar en la compra de los bancos que en 1991 se subastaban (Mercantil de México, Cremi y Banpaís). Sin embargo, preferimos enfocar todos los esfuerzos a hacer crecer Telmex”.
Las privatizaciones del salinismo fueron una fiesta desenfrenada. Carlos Slim tenía completo para él el pastel de las telecomunicaciones: un monopolio con el que se enriqueció más que manos llenas. Prometió resolver las comunicaciones telefónicas con una especie de varita mágica. Slim actuó con habilidad y astucia para distraer las críticas e impugnaciones sobre el monopolio de la telefonía.
De ello da cuenta Pérez Simón en sus memorias:
“Entre las metas principales establecidas en la concesión modificada y ampliada hasta el año 2026 con posibilidades de prórroga por 15 años más, algunas se consideraban prioritarias y, por ejemplo, era necesario crear un programa de expansión y modernización de la red telefónica para satisfacer la demanda de servicio local y de larga distancia, cuyos alcances se redefinirían cada 4 años con las autoridades. En particular se pretendía expandir el número de líneas telefónicas a una tasa anual promedio del 12% entre 1991 y 1994.
“La empresa se comprometía, a partir de 1995, a atender en un plazo máximo de seis meses cualquier solicitud para instalación, sin importar el lugar donde se fuera a ubicar, así como a disminuir ese plazo en un mes por cada año sucesivo hasta el año 2000, en el cual el plazo máximo para la instalación sería de un mes. Nos comprometíamos, también, a aumentar la densidad de casetas públicas de 0.5 en 1990 a 2 por cada mil habitantes, a más tardar en diciembre de 1994, y a 5 por cada mil habitantes antes de terminar 1998.
“Otra meta prioritaria para el Grupo era ofrecer telefonía básica con conmutación automática en todas aquellas poblaciones del país con más de 5 mil habitantes, antes del 31 de diciembre de 1994. Entre 1991 y 1994 se instalaría servicio telefónico en un plazo no mayor de 18 meses en todas las poblaciones con más de 2 mil 500 habitantes, si había un mínimo de 100 solicitudes. Y a partir de 1995, en cualquier población, con un mínimo de 100 solicitudes. Además, antes del 31 de diciembre de 1994 cualquier población con más de 500 habitantes tendría acceso también al servicio telefónico por lo menos mediante una caseta pública o una agencia de servicio de larga distancia.
“Por último, se debía cumplir, en general, con un conjunto de normas para evaluar la calidad y la continuidad del servicio que prestaba la empresa -como el tiempo de reparación de líneas o el de atención eficiente de las operadoras-, entre otros.
“En el Título de Concesión se incluían, además de compromisos de crecimiento y calidad de servicio, y de normas de control y sistemas de verificación, garantías para los inversionistas. El hecho de poder colocar acciones ‘L’ permitida que por primera vez una empresa mexicana participara en el New York Stock Exchange”.
Carlos Slim incumplió con sus promesas. Cuando Andrés Manuel López Obrador asumió su mandato se encontró un panorama desalentador en materia de telefonía. Slim uso a Telmex como un mero negocio para enriquecerse por lo que después de casi 30 años de explotar comercialmente a telefónica, Obrador anunció en 2019 la creación de la empresa CFE Telecomunicaciones Internet para Todos para atender a más de 40 millones de personas sin acceso a este servicio a los largo y ancho del país, principalmente de las zonas rurales.
La nueva compañía (CFE Telecomunicaciones Internet para Todos) viene a suplir las deficiencias e incumplimientos por parte de Carlos Slim. Con una Concesión de 30 años esta compañía dependiente de la Comisión Federal de Electricidad tendría como tarea incluir los programas y compromisos de inversión, calidad, cobertura geográfica, poblacional, social, de conectividad en sitios públicos y de contribución a la cobertura universal determinada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones, además de alinearse a los programas de inclusión digital universal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Aún con el incumplimiento establecido en el Título de Concesión de Telmex, Carlos Slim será recompensado por el gobierno de López Obrador con la renovación de dicha Concesión, a pesar de que se sigue manteniendo como preponderante al mantener el control de las telecomunicaciones como agente monopólico en materia de telefonía.
Slim ha buscado afanosamente seducir a López Obrador para que éste le extienda hasta el año 2056 la explotación comercial de Telmex.
Con todas sus contradicciones, Pérez Simón insiste en sus memorias que la Concesión de Telmex fue “la más transparente de las privatizaciones salinistas”.
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