Santiago de León
En el ocaso del día, cuando el sol se despide,
Es momento de rescatar almas perdidas y ovejas negras,
Acoger de nuevo al hijo pródigo que retorna arrepentido,
Con brazos abiertos y corazón sin sombras.
En cada callejón oscuro, en cada rincón olvidado,
Donde el dolor y la desesperanza han anidado,
Se alzan voces de esperanza, luces en la penumbra,
Para guiar el regreso, para sanar las heridas profundas.
No importa el pasado ni los errores cometidos,
En este momento sagrado, el perdón es ofrecido.
Que los corazones se ablanden, que las almas encuentren paz,
Que el amor inunde cada espacio, que la redención sea eficaz.
Rescatemos a las almas perdidas, a las ovejas descarriadas,
Acogiendo al hijo pródigo con manos entrelazadas.
Que el abrazo sincero borre las sombras del pasado,
Y en el calor del perdón, renazca el amor olvidado.
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