Por Gabriel Gamar
En el horizonte el mar despierta
Se despereza la noche lenta,
Surge el sol enorme y dorado
Susurran las olas en tono callado.
La brisa es suave, fresca y salada
Y acaricia la piel golpeando la cara,
Los colores del cielo son un lienzo pintado
De rojo y naranja como fuego dorado.
El vaivén de las olas con un ritmo constante
Es la melodía del mar relajante,
Las gaviotas saludan en vuelo elegante
Dibujando en el aire un trazo deslumbrante.
La luz del amanecer se refleja en el agua
Cómo espejo de plata que embriaga,
Es momento efímero de belleza infinita
Un nuevo día comienza y el corazón palpita.
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