Por Santiago de León Garza
El 2 de octubre es una fecha clave en México, ya que nos hace recordar uno de los momentos más dolorosos de nuestra historia: la masacre de Tlatelolco en 1968.
Este día ha dejado una marca profunda en la memoria del país y, año con año, se conmemora como un símbolo de lucha y resistencia, sobre todo para los movimientos estudiantiles y sociales.
A solo diez días de que empezaran los Juegos Olímpicos en México, miles de estudiantes de universidades y preparatorias salieron a las calles para protestar en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la capital del país. Exigían más libertades, menos represión y la liberación de presos políticos, pero esa protesta pacífica terminó en tragedia cuando el ejército y la policía abrieron fuego contra la
multitud. Se estima que cientos de personas murieron o desaparecieron, aunque nunca se ha sabido con certeza cuántas fueron con exactitud. El gobierno intentó ocultar lo que pasó, minimizando la tragedia.
Desde hace 56 años, cada 2 de octubre, miles de personas marchan por las calles para recordar a quienes murieron en Tlatelolco y exigir justicia por las víctimas de la represión del Estado. Este día ha dejado de ser solo un tema estudiantil y ha pasado a ser una fecha de unión para todos aquellos que buscan justicia, memoria y cambios reales en el país.
¿QUÉ HA DEJADO A LAS NUEVAS GENERACIONES?
Lo que pasó el 2 de octubre no se quedó en 1968. De hecho, ha dejado enseñanzas y un legado que sigue presente en las nuevas generaciones. Aquí algunas de las lecciones más importantes:
- Ser más conscientes políticamente: La generación del 68 dejó una gran enseñanza sobre la importancia de estar al tanto de lo que pasa en nuestro entorno. Los jóvenes de hoy han aprendido que hay que cuestionar al poder y luchar por nuestros derechos, algo que vemos en movimientos actuales que exigen justicia y equidad.
- La fuerza de la organización: El movimiento estudiantil de 1968 mostró que cuando las personas se organizan, pueden lograr grandes cosas. Hoy en día, los estudiantes y otros grupos sociales siguen uniendo fuerzas para luchar contra la injusticia, ya sea por temas de derechos humanos, feminismo o desapariciones forzadas, como los 43 de Ayotzinapa y los miles de desaparecidos del país.
- No olvidar la historia: La famosa frase «2 de octubre no se olvida» es un recordatorio para las nuevas generaciones de que no podemos dejar que el pasado se borre. Es vital mantener viva la memoria histórica, para que hechos como los de Tlatelolco no vuelvan a ocurrir y para exigir justicia en casos de impunidad.
- Impulso a la democracia: Aunque fue un momento doloroso, la masacre ayudó a abrir los ojos sobre lo necesario que era cambiar la forma en que se manejaba el poder en México. Este movimiento fue clave para que en los años siguientes se dieran reformas que permitieron más libertades y mayor respeto a los derechos.
- El derecho a protestar: A través del dolor y la rabia que dejó el 2 de octubre, aprendimos que la protesta es un derecho. Es la forma de alzar la voz, exigir justicia y que no nos ignoren. Esta lección ha sido fundamental para que diferentes movimientos sociales hoy en día sigan pidiendo un cambio en el país.
EL PODER DE LA MEMORIA
El 2 de octubre es un recordatorio de que la lucha por la justicia no termina. La frase «2 de octubre no se olvida» sigue resonando como un grito de resistencia frente a la violencia y la impunidad. Este día no solo es para recordar a quienes perdieron la vida, sino también para reflexionar sobre el país que queremos construir, uno más justo, libre y democrático. Esta fecha no es solo un día de
duelo, sino un legado de resistencia y lucha que ha inspirado a las nuevas generaciones a seguir exigiendo un México mejor.
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