Según el INEGI hay cerca de 35 mil niños institucionalizados.
México no ha atendido adecuadamente la recomendación de la Convención de los Derechos del Niño para evitar que niñas, niños y adolescentes que han perdido los cuidados parentales terminen en instituciones, afirmó el especialista en psicoterapia analítica grupal, Gaudencio Rodríguez Juárez.
Al ofrecer la charla “Niñez y adopciones ilegales”, señaló que no se sabe exactamente cuántos son los menores de edad que viven institucionalizados, en dónde están, aunque el INEGI estima son alrededor de 35 mil.
La Convención de los Derechos del Niño ha llamado a los Estados a apoyar a los padres y responsables de la crianza de éstos para poner fin a la institucionalización de niños, principalmente menores de tres años, ya que por cada año que viven allí, pierden cuatro meses de desarrollo; la violencia es seis veces más frecuente que en hogares de acogida y la violencia sexual, cuatro veces más recurrente.
En ese sentido, el especialista dijo que la adopción de menores es un tema urgente e invisibilizado; aunque hay más personas que desean adoptar, la mayoría tiene como expectativa recibir bebés que respondan a determinados estándares estéticos y sean sanos.
“Hay una dificultad para que adopten a niños y niñas grandes, es decir, que rebasan los seis años de edad. También, si presentan alguna discapacidad o enfermedad grave, y si forman parte de grupos de hermanos”, señaló el autor del libro Cero golpes. 100 ideas para la erradicación del maltrato infantil.
Para abril pasado, ejemplificó, en el estado de Guanajuato había 124 menores susceptibles de ser adoptados, el 22.5 por ciento tenían entre cero y cinco años de edad; 33 por ciento, entre seis y 10 años y 44.5 por ciento, entre 11 y 17 años de edad.
Añadió que además había 25 grupos de hermanos: 14 eran conformados por dos hermanos; siete por tres hermanos, y cuatro grupos de cuatro. El promedio de estancia de los niños de Guanajuato en instituciones rebasa los cinco años.
Durante su participación en el III Seminario Problemáticas de la niñez en el México Contemporáneo. La trata de seres humanos: cosificación y mercantilización de las personas niñas en el contexto neoliberal, organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Rodríguez Juárez mencionó que entre las dificultades para la adopción se deben sumar: la situación jurídica de los niños, la dificultad para identificar candidatos a adopción, y que no existe un procedimiento estandarizado entre los sistemas integrales para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de los estados, entre otros.
Además, hay quienes están en instituciones de corte asistencialista y donde viven “secuestro filantrópico”. También se dificultan las adopciones porque muchas veces se busca que los adoptantes se acerquen lo más posible a la familia nuclear, heterosexual.
El mundo de la adopción, agregó, está dominado por necesidades de los adultos y urge insistir en que se trata de promover el derecho de los niños a vivir en familia; abandonar el enfoque asistencialista por uno de derechos humanos.
También se debe visibilizar esta problemática con enfoques más realistas. Por ejemplo, en Argentina hay campañas que llaman a adoptar a niños o niñas grandes.
Adopción vs. apropiación
El experto aseveró que la adopción ilegal no existe pues lo que está fuera de la ley no es adopción. Ésta, recalcó, es reglamentada, controlada por la justicia y persigue el interés superior de la niñez.
“Para que se concrete, debe pasar por el poder judicial, por una autoridad que la determine después de revisar todos los informes de idoneidad”, insistió.
Asimismo, indicó, lo que está fuera de los canales judiciales implica muchos riesgos para cualquier niño, niña y adolescente puesto que se estaría hablando de trata, comercialización de niños con fines de adopción. “Cuando la adopción no es legal, no pasó por el interés judicial, hablamos de una apropiación de una niña o un niño”.
Adoptar, recalcó, significa desear, pues está relacionada con una cualidad específica de los mamíferos humanos, una capacidad simbólica que le permite tener una cría no sólo por instinto de reproducción sino por el deseo de amar a otra persona.
