Myriam Moscona
Hace muuuchos años en el Teatro Julio Castillo, me invitaron a hacerle una entrevista pública a Maria Kodama. Borges acababa de morir. El teatro se caía de lleno y yo notaba cómo, pese a cualquier opinión que se tenga de ella, en ese momento estaba sumida en un duelo genuino. Al final de la conversación le dije algo sobre la belleza de su nombre en relación con Borges y llorò. El público le aplaudía a rabiar. Quizá luego se fue convirtiendo en la viuda profesional, pero no durante esa conversación. Se podía casi tocar el dolor por el que atravesaba. Ya sé que hay mucha polémica entorno, pero eso es harina de otro costal. Descanse en paz, María Kodama.
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