Ricardo Del Muro / Austral
El despido del filósofo Fernando Savater del periódico El País, el diario que ayudó a formar y en el que se desempeñaba como columnista desde hace 47 años, ha causado un gran revuelo mediático y colocado en el centro del debate la difícil
relación entre la libertad de prensa y la libertad de empresa.
“Es el fin de una lealtad de décadas” la que ha provocado “revuelo en el ámbito político, periodístico y cultural de España” y que se ha contagiado por toda Hispanoamérica. Así comienzan los periódicos argentinos Clarín y La Nación, destaca una nota del diario The Objetive.
Los medios mexicanos también destacaron la noticia. “La entrevista que le costó el puesto a Fernando Savater en El País”, titula el diario digital La Silla Rota, en la nota de Nohemí Erosa, donde informa que el despido del filósofo fue por
hacer declaraciones sobre la línea política y editorial que se maneja actualmente bajo la dirección de María José “Pepa” Bueno.
Fue la misma directora de El País quien prescindió de sus servicios, con la justificación de haber arremetido contra el diario de Grupo Prisa al decir – entre otras muchas cosas – en una entrevista, que se ha convertido en un medio “gubernamental abiertamente” y que para muchos es considerado “portavoz del peor Gobierno que ha tenido la democracia española desde la muerte del dictador Francisco Franco”.
Las críticas vertidas por Savater en la entrevista con la periodista Maite Rico del diario El Mundo, no son más que una versión condensada de los cuestionamientos incluidos en su libro “Carne gobernada”, que la editorial Ariel publicó el lunes en España.
Lo sucedido a este destacado filósofo, autor de “Ética para Amador” y muchos otros libros que han sido éxitos editoriales, hacen recordar el despido de la periodista Carmen Aristegui y otros dos reporteros de su equipo, de la empresa MVS Radio en 2015, después de que publicaron la investigación sobre la Casa Blanca de Peña Nieto.
También ha puesto en el centro del debate la crisis que afrontan actualmente los periódicos ante el avance de los medios digitales, la pérdida de lectores y la reducción de los ingresos publicitarios, no sólo privados, sino también gubernamentales en el caso de los diarios mexicanos, que ha generado el despido de centenares de periodistas.
Un caso emblemático en este sentido, fue el de los periodistas sindicalizados de The Washington Post que realizaron una huelga de 24 horas, el 5 de diciembre de 2023, en protesta por los recortes de plantilla y por lo que consideran una falta de buena fue por parte de la dirección en las negociaciones contractuales que se prolongaban desde hacía 18 meses.
Ante el despido de Aristegui, Carlos Payán (qepd), entonces director de La Jornada, al recibir ese año el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, dio lúcido y claro discurso sobre el tema.
“Hay que saber que cuando los empresarios hablan de libertad de expresión, en realidad están hablando de libertad de empresa. Para ellos, solo es libertad de expresión la que defiende sus intereses económicos y la ideología que los sustenta.
No hay que olvidar que en la inmensa mayoría de los casos, los periódicos y ni se diga ya la televisión, son propiedad de empresarios, y no de periodistas. Por tanto, de entrada los medios están copados y cooptados. Tienen dueño, y ese dueño tiene intereses particulares, y utiliza el medio a su favor. Es más, justamente para eso lo tiene”.
Hoy La Jornada, bajo la dirección de Carmen Lira, ha despedido a la mayoría de los periodistas que fundaron el diario, y de acuerdo a la organización Articulo 19, fue el medio que más dinero recibió en 2021 del gobierno federal, seguido de Televisa y TV Azteca, que siempre habían liderado ese presupuesto oficial.
El enfoque de la información y el tono de la crítica son el reflejo de la profunda crisis que actualmente enfrentan los periódicos mexicanos, por el predominio de las redes sociales, la disminución de lectores y de la publicidad privada, además, de la reducción de la publicidad oficial, que salvo excepciones, afecta a la mayoría de las empresas periodísticas.
Ante esta situación, los empresarios de los medios han optado por reducir los salarios de reporteros, editores y fotógrafos; han realizado ajustes en sus procesos editoriales y, en forma discreta, han despedido a muchísimos periodistas y trabajadores, para adelgazar sus nóminas.
Los contenidos y la política editorial de los medios no son inmunes a esta crisis, que en ocasiones alcanzamos a vislumbrar los lectores cuando, por citar un ejemplo, nos enteramos que Lorenzo Meyer y José Woldenberg fueron despedidos del periódico Reforma en agosto de 2018, pero mantuvieron en la nómina a Enrique Krauze y a Sergio Sarmiento.
Es un sitio digital abierto a todas las ideas, emociones, libertades, política, literatura, arte y cultura.