Hace unos días los directivos de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC), enviaron una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de la cual comparten con él la misma visión de un país próspero, incluyente y con oportunidades para todos. En pocas palabras se suman al proyecto de nación del presidente en el combate a la corrupción y el impulso a la infraestructura de calidad con empleos bien remunerados, incrementando la productividad y fomentando la competitividad, siempre con respeto a la ley y con un solo objetivo: el bienestar de todos los mexicanos.
Los industriales de la construcción reiteraron al presidente López Obrador su deseo de colaborar en el desarrollo armónico del país, construyendo un legado cimentado en acciones concretas que fortalezcan al estado y sus instituciones.
Como todos sabemos uno de los temas fundamentales del progreso de la nación es el impulso a la educación, para lo cual se requiere mejorar los planteles educativos. He aquí la importancia de la participación de la CMIC y de las MIPYMES, no nada más en la construcción de aulas, sino también en el mantenimiento, rehabilitación y ampliación de la infraestructura escolar.
Estamos conscientes de que en México no nada más hacen falta buenos maestros, también es urgente contar con instalaciones dignas en todas las regiones del país. Esta es una labor que el gobierno no debe detener, porque vivimos en un país en constante crecimiento y es necesario que la cobertura educativa se expanda al mismo tiempo que el aumento poblacional, construyendo edificios de calidad que resguarden no nada más a los estudiantes sino también a la ciudadanía en situaciones de emergencia, que se usen para eventos culturales y hasta en la colocación de casillas durante las jornadas electorales.
Promover la industria de la construcción en un país como México, es promover el empleo y reducir las brechas de desigualdad entre los trabajadores. Pero es importante que en las obras promovidas por el gobierno participen empresas formales y especializadas, con probada experiencia y que cumplan con los estándares de calidad, dirigidas por profesionistas y técnicos universitarios, creando empleos formales y bien pagados. De manera que además de que se generen impuestos, haya una derrama económica importante en cada región donde se coloque una piedra.
AULAS BIEN CONSTRUIDAS
El Instituto Nacional de
la Infraestructura Física Educativa (INIFED) tiene como función normar,
supervisar, certificar, construir y garantizar la calidad y seguridad de
los espacios educativos, mediante la aplicación de normas y
especificaciones técnicas, resguardando el bienestar de todos los
integrantes de las comunidades educativas, alumnos y maestros, para que
tomen clases o enseñen sin correr riesgos.
Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer su intención de desaparecer el INIFED, con la finalidad de que el presupuesto destinado a la remodelación o ampliación de las escuelas sea operado directamente por las sociedades de padres de familia junto con maestros y alumnos de cuarto grado, de manera que se transparente el uso de los recursos dando a conocer su aplicación en un periódico mural o en el pizarrón del salón de clases, dijo. El presidente asegura que así no habrá desvíos de los recursos ni tampoco corrupción.
Bien alejado de la realidad está el presidente respecto a este tema, pues basta con echar un vistazo a cualquier escuela de gobierno para darse cuenta de que los padres se pelean por el manejo de las cuotas y que para muchos vivales este es su modus vivendi, al grado que aun cuando ya no tengan hijos en edad escolar, se las ingenian para convertirse en tutores de otros alumnos y de esta manera seguir manejando los dineros de la escuela.
Sería una pena que se concretara la desaparición del INIFED, por esto los constructores afiliados a la CMIC y la organización Red Educación Derechos (RED), integrada por académicos especialistas en educación, hacen un llamado formal al presidente de la República a no desaparecer este Instituto, porque al hacerlo se pondría en riesgo la seguridad de maestros y alumnos.
Cierto es que podría haber fallas en el INIFED, pero éstas se podrían subsanar corrigiendo los problemas y fortaleciendo las capacidades en vez de desaparecer de un plumazo una institución seria y respetable, que en caso de desaparecer sufriría un daño irreversible la infraestructura educativa.
Corresponde al secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, convencer al presidente de que se requiere tomar acciones emergentes, pero con la participación de gente profesional, no con inexpertos. Que estamos en el siglo XXI y los tiempos de las aulas improvisadas construidas por un albañil o un maestro de obras son parte del pasado. Hoy tenemos que pensar en la seguridad de nuestros alumnos y considerar que las escuelas deben soportar cualquier desastre natural por catastrófico que sea.
Por favor alguien dígale al presidente que el INIFED no debe desaparecer. De hacerlo sería un grave error.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.