Una sola lata de Monster contiene la misma cantidad de cafeína que tres tazas de café expreso.
Las bebidas energéticas, una de cuyas marcas insignia es Monster, cuentan con un boyante mercado en España y especialmente entre los más jóvenes. Sin embargo, en los últimos años han estado rodeadas de cierta controversia por sus altos niveles en algunos componentes que podrían incluso suponer un riesgo para la salud.
Desde su invención, las marcas de bebidas energéticas han buscado asociar su imagen con mundos como el de los deportes extremos, el del espectáculo y el de la música; mundos que resultan especialmente atractivos para adolescentes y jóvenes adultos. Por ello, desde muchas instancias se ha luchado por lograr una regulación más o menos estricta, que a día de hoy se ha traducido en la inserción de una etiqueta en el envasado advirtiendo de la elevada cantidad de cafeína que contienen estas bebidas y del riesgo que pueden suponer para determinadas personas.
Y no es para menos: por ejemplo, una sola lata de Monster Energy Drink, de medio litro, contiene 160 miligramos de cafeína. Como referencia, esto equivale a unas tres tazas de café expreso, y la dosis máxima considerada segura en una sola ingesta es 200 mg.
Además, estas bebidas no sólo contienen cafeína, sino que también incluyen otras sustancias estimulantes como taurina y gran cantidad de azúcar. Volviendo al mismo ejemplo, una lata de Monster contiene unos 54 gramos de azúcar, aproximadamente el equivalente a 10 sobres.
Los riesgos del exceso de cafeína
Al margen de los daños que puede causar a largo plazo a nuestro organismo el consumo de cantidades tan elevadas de azúcar, la cafeína, pese a que por lo general es considerada una sustancia segura, si se hace de ella un uso lógico y responsable, no está exenta de riesgos para la salud, especialmente en dosis tan elevadas.
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso que eleva el nivel de alerta y retrasa la aparición de somnolencia. Por ello, sus efectos en dosis elevadas pueden incluir nerviosismo, excitación, ansiedad y arritmias cardíacas. Se se produce una intoxicación, se pueden presentar problemas gastrointestinales y cuadros similares a los episodios disociativos, como los de despersonalización o desrealización, acompañados de pánico.
También cabe señalar que su consumo habitual genera dependencia y tolerancia, por lo que un usuario necesitará cada vez mayor dosis para notar el mismo efecto en su organismo. No obstante, la abstinencia de la sustancia no provoca síntomas más allá de una somnolencia excesiva.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que una forma frecuente de consumir estas bebidas es mezclandolas con alcohol, lo que aumenta los riesgos asociados a este último, al disminuir la percepción que el usuario tiene sobre su propio estado de embriaguez y porque incrementa el riesgo de que se produzcan arritmias cardíacas.
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