- Con el tema Julia Kristeva y el genio femenino, Christopher Domínguez Michael ofreció una sesión más del ciclo Grandes críticos literarios del siglo XX.
- Kristeva, desde la mirada del colegiado, se convirtió en representante de la vida cultural francesa y desde luego de la vida universitaria.
- El crítico literario mexicano ofreció un acercamiento a la obra de cada una de las mujeres elegidas por Julia Kristeva, las más cercanas a su corazón: Hanna Arendt, Melanie Klein y Colette.
Julia Kristeva nació en Bulgaria, en 1941, pero llegó a Francia en los años sesenta del siglo pasado y se quedó allí como una protagonista central de la vida intelectual francesa, se convirtió en protagonista de la conferencia dictada por Christopher Domínguez Michael, miembro de El Colegio Nacional, dentro del ciclo Grandes críticos literarios del siglo XX.
La filósofa fue dueña de una obra vasta, al tocar la semiótica, el psicoanálisis, el feminismo, la novela o la participación política, hasta convertirse en un ejemplo de lo que los anglosajones llaman, en opinión del crítico literario “de manera redundante”, en una intelectual pública, en representante de la vida cultural francesa y desde luego en la vida universitaria, destacó al dictar la conferencia Julia Kristeva y el genio femenino.
“Es una obra muy vasta y como el que mucho abarca poco aprieta, me voy a limitar a un sólo aspecto de su obra: la trilogía aparecida entre fines del siglo pasado y comienzo de nuestro siglo sobre El genio femenino”; el primer tomo está dedicado a la filósofa política alemana Hannah Arendt; el segundo a la psicoanalista afincada en Gran Bretaña, Melanie Klein y, el tercero, a la muy conocida escritora francesa Colette”.
“De las tres mujeres que Julia Kristeva escogió para ilustrar lo que entendía como el genio femenino, puedo decir que la lectura de cada una de las obras fue muy interesante para mí, pero también en extremo desconcertante: primero, porque Kristeva ofrece hasta el final del tercer tomo, el dedicado a Colette, la explicación de qué entiende por género femenino, una identificación que me pareció bastante insuficiente, me llenó más de preguntas que de respuestas”.
Durante su conferencia, el crítico literario mexicano ofreció un acercamiento a la obra de cada una de las mujeres elegidas por Julia Kristeva, las más cercanas a su corazón, empezando por quien definió como la gran filósofa política el siglo XX, “uno de los grandes filósofos del siglo XX en ciencia política, más allá del género”, como Hannah Arendt, la gran autora de los orígenes del totalitarismo, ”aunque ella no fue la primera que hizo una equiparación entre el totalitarismo nazi nacional socialista y el totalitarismo soviético”, enfatizó.
“Aunque actualmente es difícil calificarla como una pensadora de izquierda, tampoco es fácil ubicarla como una pensadora de derecha, una dicotomía cada vez más imprecisa, además: Kristeva admira muchísimo a Hanna Arendt y no hay tema de su biografía que evada”, más allá de que los libros que integran esta trilogía sobre el genio femenino no son biografías, sino más bien análisis de las obras.
En ese sentido, Domínguez Michael aseguró que el punto más conflictivo en la vida y obra de Arendt fue la relación que tuvo -primero amorosa y luego amistosa- a lo largo de toda su vida, con el intermedio corto de la Segunda Guerra Mundial, con su maestro Martin Heidegger, de quien hoy sabemos “no sólo fue un entusiasta inicial del régimen nacionalsocialista, sino que siguió pagando sus cuotas al partido nazi incluso avanzado el tiempo”.
“No queda ninguna duda que él mismo relacionaba su filosofía con los valores del nacionalsocialismo y que, inclusive, defendía el asesinato masivo de seres humanos como un desarrollo, quizás indeseable pero no del todo condenable”.
Del psicoanálisis a la ficción
Sobre el volumen dedicado a Melanie Klein, el colegiado encuentra que se trata de un libro doctrinario escrito en una prosa que asume que su lector está de acuerdo con ella y no sólo eso, “sino que entiende la terminología, la jerga de este movimiento, pues en este libro Julia Kristeva terció de psicoanalista: parte de la base de que su lector es cómplice y que forma parte de este sistema de ideas esencial para la modernidad, como lo es el psicoanálisis, “pero que no todos entendemos ni todos compartimos”.
“Y la figura de Melanie Klein, vista desde mi distancia y mi ignorancia, está asociada a la disidencia de Freud y de Hannah Arendt, porque empezó a trabajar en psicoanálisis de niños y fue muy criticada debido a que sus primeros pacientes niños fueron sus propios hijos; en términos del siglo XXI estaríamos ante una situación de abuso”.
Sin embargo, al igual de lo que reflexiona con Arendt, le da a Melanie Klein el privilegio de la duda y se va directamente a la importancia que tuvo el psicoanálisis de los niños, al grado de que Julia Kristeva lo relaciona con un renacimiento en el siglo XX de las ideas de Rousseau: “del libro Emilio o la educación, en donde el niño no es un adulto chiquito y tampoco es un animalito que va y viene en la medida que crece, sino es, desde el principio, un sujeto capaz de sentir trauma”.
Domínguez Michael se sintió más cercano al tercer volumen de El genio femenino, el dedicado a la escritora francesa Colette, una mujer emancipada de fines del siglo XIX que, a pesar de ello, nunca enarboló el feminismo y nunca tuvo una visión política de las cosas; incluso su participación en la Francia ocupada por los alemanes y su participación activa en la revista cercana al régimen colaboracionista de Vichy, “dejaron muy mal sabor de boca en los lectores de aquella mitad de franceses que estaba en contra de la ocupación alemana”.
“Sin embargo fue consecuente con sus ideas y vio con desagrado la deportación de los judíos, su marido incluso fue arrestado, aunque en ningún momento ella fue más allá de la incomodidad que le producía el hambre y la carestía de la ocupación, y había en ella cierta conformidad con los hechos”.
El crítico literario recordó que Colette fue la primera mujer en la historia de Francia que tuvo funerales de Estado, un solemne funeral para una mujer de provincias, de la nación profunda, que llega a París y empieza a escribir, aun cuando el primer marido al principio firmaba las novelas: “ella hizo un tipo de literatura muy difícil de explicar, una literatura siempre escrita en un francés de una transparencia y una belleza asombrosa, una manera de dibujar el mundo no desde la inocencia de la mujer —porque Colette era todo menos inocente—, al ser una mujer que tuvo una vida amorosa con hombres y con mujeres extremadamente activa”.
Lo más interesante de la trilogía es que Julia Kristeva logró establecer el nexo de estas tres mujeres, “para decirlo no con sus palabras, sino con unas mías, es que fueron maestras de verdad: ofrecen la verdad del totalitarismo que ensangrentar el siglo XX, la verdad de la vida infantil prenatal vista desde la el psicoanálisis de niños de Melanie Klein, y la verdad de un mundo literario desprovisto de todo oropel, a través de la simplicidad y la belleza del mundo en la prosa de Colette”.
“Está comunión en la verdad, sin embargo, no parece suficiente para explicar qué es el genio femenino”, destacó el integrante de El Colegio Nacional durante su conferencia, transmitida a través de las redes sociales de la institución, siendo fundamental en la reflexión la mirada que Julia Kristeva tiene sobre el feminismo: “basado más en la igualdad que en la diferencia”.
La conferencia Julia Kristeva y el genio femenino, dictada por Christopher Domínguez Michael como parte del ciclo Grandes críticos literarios del siglo XX, se encuentra disponible en las redes sociales de esta institución:
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