Magno Garcimarrero
Recuerdo que, hace ya varios años, me invitaron a la presentación de la revista científica “Noosfera” en el salón Silvestre Moreno Cora, que se encuentra en la parte trasera del edificio del palacio de gobierno, donde estuvieron los separos enrejados de la prisión preventiva allá por 1960. Después fueron excusados del Tribunal Superior de Justicia y ahora es ese salón de actos al que le pusieron el nombre de un connotado abogado orizabeño, nacido en el D.F.
El inicio programado a las 18:30 en punto, comenzó pasadas las 19 horas; los ponentes muy científicos, pero muy pagados de sí mismos, con alguna excepción. Las alocuciones muy largas y con exceso de YOS autocomplacientes. Ante semejante escenario me dieron ganas de ir al baño y no tuve empacho en levantarme del asiento y meterme a los recovecos de la espalda del palacio de gobierno para encontrar el sanitario, donde no había luz, ni papel higiénico ni servilletas de manos. Apreté… el paso y salí a buscar al afanador que con cubeta y mechudo limpiaba el piso, él me obsequió de buena manera un rollo de papel a medio terminar y yo en agradecimiento le obsequié veinte pesos. Como pensé que era mucho dinero ya no le devolví lo que quedaba del rollo, sino que me lo eché en la bolsa de la chamarra y regresé a mi asiento en el salón; noté que ya se había salido una buena parte de los asistentes a pesar de no haberse terminado el evento. De pronto me suena el celular: la llamada es de un compañero que me informa que mis papeles para el registro de mi candidatura se perdieron y que tengo que reponerlos ya pero ya. Me levanto de la butaca salgo con apuro, ya sobre el pasillo central del butaquerío se me sale el rollo de la bolsa, trato de sujetarlo y me quedo sólo con la punta del papel, el rollo cae al suelo y rueda en la pendiente del salón hasta casi al pie del presídium. Me apeno, volteo a ver como rueda el rollo mientras la punta sigue en mi mano, la tiro al suelo disimuladamente y huyo del lugar. Me justifico: “Pa’ rollos los de los ponentes” … ¡Excusados de palacio sin papel… como si ahí nadie la cagara!
M. G.